Utopía Alquimista

Hoy voy a escribir algo que no leerás.
Así que cierra los ojos y escucha.
Relaja el pensamiento, que es flor sin espinas,
Libéralo de huellas asesinas.
Imagina tierra sin dueño, créelo en tu fantasía
Sin sueño.
Nuestro poema es un triste enema, como hierba purga
al perro, sólo nos resta vomitar las palabras que no supimos digerir,
nos salpican las lágrimas de sangre
de las rimas del hambre.

Contentos con recitar un verso, no da alimentos
al que en la pobreza se ve inmerso.
Satisfechos de esa obra que sobra en gloria de la memoria,
Dar vueltas en la noria, marea y produce euforia,
Después nos vamos con la nada entre las piernas,
Galardonadas las batallas tiernas.
Pero el niño de la calle busca el guiño de un generoso pestañear
Que olvidamos tras cerrar con llave y pestillo,
Dejando fuera el ave y el brillo del gatillo.
Pájaro de la existencia, atrapado por la indiferencia,
Oye cada segundo el disparo a este mundo
Que unos pagan tan caro,
Y otros se tragan el metal
Por no bajar del pedestal.

Diciembre de 1996

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