Su madre le había gritado aquella mañana porque sospechaba que se había liado con el Percebes, un mangante del barrio que llebava zapatos de suela y cordones de seda. A su madre le resultaba duro tener que soportar a un tío que fumaba de costado y que abría el bote del café para meter el dedo. Sospechaba que era un marrano que era mejor ver dese lejos. Som Brilla, era adorable, casi impeceptible, como un sueldo a medio mes y la sublime esperanza de cobrar el siguiente. Ella adoraba al Percebes. Ambos habían ganado el concurso de baile en el localito de Esteban el Cortaiyo, un gran galán del cine mudo portugués que llevaba sonotone y te miraba con los ojos muy abiertos. Sonó el timbre de la puerta.
La madre, nerviosa, arrastraba la fregona por el pasillo pensando que se llevaba al Percebes al otro mundo, pero ella, Som Brilla, apareció reluciente, como una participante del diario de Patricia a quien luego mata el novio. Su madrela miró de soslayo, con esa mirada que solía poner cuando la dentadura postiza se le caía del lado inzquiero:
-Pero niña…¿No te das cuenta del error de tu vida y de las consecuencias que te va a traer el Percebes?
Som Brilla sonrió y en esa mueca entre modelo de Matel y azafata de Iberia, le constestó:
-Mamá el amor no sabe de colores, ni de razas, ni de aspectos, ni de nada…
La madre pensó que su adorada hija se había pasado con el café de la mañana y que estaba en mitad de un delirio de cafeína.
-¡Sólo te digo que si vienes embarazada, en esta casa no entras!
Se hizo un inmenso silencio, roto, solamente por el goteo de la fregona sobre las zapatillas de la madre. Después, el timbre volvió a sonar. Alguien abrió la puerta y el Percebes…apareció, llevando en la mano un ramo de rosas y marcando un enorme paquete.
La madre exclamó:
-Pero niña…¡No te das cuenta?
-Si mamá.
-Pero niña…¡Ay por dios, pero si es una enormidá!
-¡Mamá, basta, por favor! La vida no atiende a razones, tamaños ni medidas.
Y en el silencio vago de la pequeña alcoba…se hizo el silencio. La fregona goteba. La madre lloraba y la vecina de arriba, que todo lo escuchaba, no paraba de decir….¡Unos tanto y otros tan poco!.
Un comentario sobre “VERITAS REALITATIS”
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Som Brilla no tiene complejos y sus razones suenan a goteo de vida (como el que cae sobre la conciencia de su mamá) predispuesta a no saber de medidas ni tamaños, no saber de razas no de apariencias y por eso provoca el llanto de una madre acomplejada. Tu fino humor, amigo Greko, va mucho más allá de la propia sonrisa. Suena a historia de la vida orillada en las esquinas de los localitos donde el Percebes unta historias con el dedo en el tarro del café. Muy buena tu señorial presencia en los detalles como “el delirio de la cafeína”. El tema de los paquetes siempre es adorable para las chismosas del vecindario. Me ha gustado el texto por lo que tiene de espectáculo teatral en el que la tragedia se masca con la dentadura postiza.