Perdida mi sombra en la balsa,
olvidada en el océano añil,
contrasta el azul del cielo,
con el indigo azul del agua,
mis sentidos están exhaustos,
hundidos en la zozobra final,
del pensamiento furtivo,
del abandono total en vida,
a una muerte miserable.

Fijo en mi pensamiento,
mi vista en tus pupílas,
azuladas como el deseo,
del mar embravecido,
cuando rompe en las rocas,
de la costa joven incauta,
que le acoge candorosa,
aguantando sus feroces,
sacudidas de renacer inmenso,
entre la abertura de sus nalgas.

El firmamento me observa,
desde arriba me vigila sinuoso,
espera mi fenecer raudo,
para acogerme en su esfera,
la atmósfera se hace agobiante,
mas el ponto el zarco y el azur,
al igual que mis garzos pensares,
nos alejamos de manera sinuosa,
esquivando la taimada atracción,
de la azulina pintura en fresco,
de la amplia bóveda celeste.

El ojo azulón que flota vivo,
en la celeste atmósfera,
me produce amargura interna,
me siento poseido por espíritus,
de navegantes de mares ignotos,
de piratas tristes abandonados,
a su suerte por las espumosas olas,
perdidos en las piélagas brumas,
aunque el colorido intenso del cobalto,
protector les acoge en su inmensidad.

Los azules luceros de mis cuencas,
me muestran la verdad universal,
para muchos hombres desconocida,
para la mayoría de ellos ignorada,
la conocieron en la salina quietud,
en la conjunción del mar y el cielo,
en la soledad del mísero náufrago,
el destino de manera infame nos unió,
mostrándonos su jugada maestra única.

El azul no es un color,
es un burdo engaño,
el azul es color sólo,
cuando se mezcla,
con el blanco,
azul celeste,
vive en lo alto,
con el negro,
azul marino,
vive en el agua,
está en mis sueños,
siempre me acompaña,
de por vida va conmigo.

Mas el azul sólo,
consigo mismo,
¿que es ?,
diganmelo,
tal vez sólo,
sea nada…..