Vigía

En lo alto de la Torre está Vigia observando. En lo alto de la Torre una flor clavada en la solapa de Vigía mueve continuamente sus tentáculos. Es una anémona azul…

Pasa el día. Vigía solo calla. La tarde está cayendo en todo el país del Líbano… y el mar está de color azul turkesa. Vigía sigue en silencio. Repentinamente, algo así como una luz encegadora pasa y pasa y pasa varias veces ante los ojos atónitos de Vígía. ¿Que está viendo el silencioso y mudo Vigía?. Quizás solo la fantasmagórica figura de una persona que plagia los textos de la vida.

Sigue pasando la vida. Vigía sigue en silencio. La fantasmagórica figura de una persona que plagia los textos de la vida se ha alejado ya… y camina hacia las sombras de los cedros del Libano para meditar cuál fue su error. Los cedros hablan:

– Tu error, vieja turca, fue querer matar a los gorriones…

Y la vieja turca se va, en silencio, hacia las tapias del cementerio… allí donde algunos bohemios juegan a las cartas y la luna (porque la tarde ya se ha vencido) es solamente menguante. Vigía sigue callando…

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