Te advierto que la luna
te mira siempre ávida de hambre
y en la distancia del peligro de tu piel
su luz de metal en tu cuerpo se abre.
La manzana verde ya está en la boca
del minuto exacto en que la llave
su mano de tigre fiero e impasible
abandona en la noche su ardiente nave.
Muy quieta y muy propia del destino
está la luna en el centro de tu enclave
y el abrazo de su boca en tu vientre bruno
produce vértigo en el minuto de la clave.
Abre tus muslos diosa de la noche
como fruta madura de aliento grave
y que entre en el abrazo de su boca
la luna entera como desliz suave.
La Luna con su luz plateada siempre nos lleva por esos senderos…
Un Abrazo!