Y otra vez me he levantado. !Y otra vez Lina en mi Memoria haciendo dibujos, con sus labios, sobre mi corazón!. Esposa libre, bella, hermosa… que sigue creciendo en mi alma como hiedra adosada a mi existencia. Y otra vez me he levantado y he vuelto a ofrecerle mi canto abierto en las edades juveniles de mi Tiempo Eterno. !Otra vez Lina en mi corazón aunque la envidia intente despojarme de ella!. No. No la cambio ni la cambiaré jamás salvo por la Transformación Divina que Jesucristo hace en ella. Y el mundo despierta con una sola razón: la Vida. !La Vida en todo su esplendor!. Las amapolas que crecen entre los trigos alargan su rojo silencio en este pulso que existe entre el Bien y el Mal. !Triunfamos, Lina!. !Triunfamos!.
Recuerdo a Juan Ramón Jiménez escribiendo: “Ahora, ya están en mi granero todos mis frutos. !Qué gusto, cada día, morder en uno nuevo; qué color, qué fragancia, qué sabor en los sentidos!, Ya, nada más. Despierto, bien despierto de la profunda siesta de mi vida, el azul mágico en los ojos que han dormido bien, !qué grata la merienda de mi tarde!”.
!Qué grato este café humilde en Mi Pequeño Refugio, rodeado de poemas y de fantasía mientras pienso en ella…!. !Qué gusto saber que está conmigo y la envidia jamás podrá impedirla rejuvenecer hasta convertirse en beso del mediodía, en luz del atardecer y en alba cada mañana!. ¿La noche?. !Cuánta noche he bebido en el recuerdo de sus bellos ojos!.
Sigo leyendo a Juan Ramón Jiménez: “Viniste a mí, lo mismo que se viene el almendro en marzo crudo, rosa, malva, nevado sobre el campo en tierra negra . !Oh, primavera de la primavera!. !Después, la primavera ya no eres tú, ya no eres tú!.
Pero yo vivo en este febrero y sí es ella… sí es ella la Lina de mi corazón. !Y se convertirá en eterna primavera dentro del canto de mi alma!. Y el mundo entero lo verá para saber, de una vez por todas, que el Milagro existe.