Mucho antes del dolor la vieja Estación de Atocha era una entrañable estancia para los cansados y sudorosos viajeros que bajaban de un mercancías o subían a un expreso. Las paredes, de ladrillo rojo bermejo ennegrecido por el hollín, parecían salidas de una antigua mansión o de un caserío castellano, de esos de los de antaños caminares en donde los sillares parecían gemir de nostalgias. Y estaba el redondo reloj colgante, amplio, grandote, generoso, con su esfera acristalada amamantando a unas agujas que llamaban la atención de todos los viandantes.
Archivo por días: 12 mayo, 2005
¡¡¡Perplejo y anonadado!!!
¿Qué se pretende con tastas vueltas alrededor de los Palacios? ¿Qué naturaleza extraña obliga a ser de una utra manera? Hemos entrado en un estrecho callejón donde desde lo alto, desde ese pináculo celeste se increpa la libertad. ¿Quizá la herencia del areté…del estado virtuoso sea un valor en extinción? Una mujer está embarazada. Es la señal de quela anturaleza de las cosas ha seguido un curso: el suyo propio. Pero, el acontecimiento en sí, lo circunstancial…hace que miles de personas sintamos que “algo diferente está por nacer”. Es la esperanza de los mitos perdidos, la gran razón por la que Cenicienta nació y Blancanieves pudo perder la vida. Mi naturaleza observada no se asombra, pero si se expande en una inmensa duda cuando se hace de lo natural un inmenso monumento a las grandezas.
Claro que sí.
Madrid. Claro que sí. De Madrid al cielo, como dijo el poeta popular… Madrid de mis amores todos, de mis somnolencias claras y de mis amparos. Madrid de mis emociones todas… No puedo ocultarlo. Quiero recorrer mil y mil veces más todas tus calles, Madrid, porque mi amor por tí no es platónico sino amor de enamorado vivo, de enamorado total, visceral e incandescente. Amor por sentirte, por olerte, por acariciarte, por saborearte en cada calle, en cada plaza, en cada avenida, en cada rincón…
Desde tus guiños coquetos, ciudad metrópoli del castellano y otras mil lenguas más, eres raíz castiza, de colores vibrantes, de sabores dulces, de aromas primaverales, de trepidantes aventuras y de amplísima cultura heterogenial. Tú, madrid de mujeres todas (a cada cual más bella) eres pensamiento de paseos por todos tus caminos. Madrid, corazón vivificante de recuerdos y nostalgias, pero también de alegrías infinitas y infinitos deseos de vivir. Deseos de volver para siempre a ti.