Mis hijos

Mis hijos, mi esencia, el pasado y el futuro, quiero que pase intacto, puro, la niñez, la alegría inesperada, la esperanza, los sueños que trajeron ruiseñores, las hadas de los cuentos, los amores.
No quiero que sufran descepciones, son mi sangre, mis lágrimas, mi vida, mi corazón latiendo fuertemente en el vertiginoso encuentro de sus gestos, abrazos y caricias.
Hijos, quisieras protegerlos de este mundo hóstil y despiadado. Quisiera darles jardines de gardenias blancas con el aroma sútil y delicado, lluvia de besos, manos solidarias, arco iris de amor, danza de duendes y ángeles guardianes.
Ahora que han crecido, que ya vuelan a la vida, con las alas frágiles y la transparencia del corazón abierto, sin reservas, ni llaves,van a encontrarse con el dolor,una traicion que puede causar un amigo, la deslealtad de un amor,la indiferencia de personas,injusticia,la maldad y muchas cosas mas que los haran sufrir,pero estan creciendo y es un viaje sin retorno,nos hacemos fuertes con las heridas causadas.
yo he guardado para ustedes en una caja blanca,caracoles de colores,sus primeros dientitos,sus dibujos,sus te quiero con la letra del jardín,y la infancia ,cuando quieran recordarla en algun momento triste,ella los estara esperando.Los amo mucho,Mamá Sigue Leyendo...

Carpe diem III

“Dos días en la vida… cuando escuché esa frase pensé de inmediato –casi automáticamente- cuántas cosas puede hacer una persona en dos días /cuarenta y ocho horas. Y la respuesta que de mi fantasía emergió fue: mucho. En primer lugar y, justamente como más importante –las emociones o sentimientos- ¿qué quiero decir con esto? En dos días puedo enamorarme, puedo odiar, llorar, gritar, cantar… Entonces, conforme a mis emociones puedo hacer todo lo que hago diariamente en la módica suma de cuarenta y ocho horas. Y siguiendo con las conclusiones, hay gente que asegura que “la vida no le alcanza”, que “no tiene tiempo”; de ahí ¿qué significa no tener tiempo? Partamos de la base de que el tiempo siempre está, siempre estuvo y estará por y para siempre. Entonces el asunto no es ese, nuestra existencia representa tan sólo una milésima parte del universo que nos contiene, que nos circunda en tiempo y espacio. Pasamos por la vida como pequeñas ráfagas suicidas que no terminan de aparecer cuando ya perecen. Sigue Leyendo...

Carpe diem II

“Que poco necesita una persona, por momentos, para ser feliz, me corrijo –para “sentirse” feliz- porque si digo “para ser feliz” estoy englobando mucho –tiempo/ persona/ espacio/ estabilidad- en cambio el sentirse feliz describe momentos de pura felicidad, de cariño, de placer, de cuerpo y alma. Momentos, por cierto, fugaces que muchas veces nos conmueven más que una eternidad vivida, para nada. De eso se trata la magia de lo efímero, de lo que corre, vuela, despunta, fluye… También de eso se trata la vida misma –aunque a veces no lo queramos aceptar- se trata de vivir y no de revivir, de disfrutar de lo simple, de hacer y de sentir, no de evocar sensaciones pasadas o esperar milagros de un presente que promete, pero no cumple. Se trata –inevitablemente- del ya, de lo pronto, de lo justo. A lo que nosotros mismos nos enfrentamos, el desafío de lo nuevo, de lo exótico, de lo turbio. Es así, el desafío, la prueba, el interrogante del mañana, el no saber que va a pasar, qué o cuánto nos deparará el futuro –tan incierto e impredecible como nosotros- El sentirse, en ocasiones, deliberadamente importante, alta, diosa, casi imprescindible. Brutal, espléndida, aunque sea sólo por un instante. Un instante destinado para cada uno de nosotros. Sentir que la vida nos pertenece, nos conmueve y nos incita. Sentir que cada uno de nosotros puede moldear la vida su gusto –sentir que estamos vivos- sentir que sentimos” Sigue Leyendo...