El hombre arrastra su pesada carga penosamente, su paso es lento como el de un caracol y al igual que éste deja un rastro tras él. También como el diminuto molusco; carga sobre las espaldas su casa, acarrea todos sus enseres a modo de mochila. Juan camina hablando entre dientes. Ha accedido al capricho de su mujer de recorrer el camino hasta el siguiente pueblo bordeando la playa. Él hubiera ido, como siempre, por la carretera que discurre paralela al litoral, muy cerca de donde ahora están. Le fastidia tener que andar por un terreno tan movedizo en el que a cada paso, sus pies se hunden en la arena y cientos de partículas se le introducen dentro de los desgastados zapatos. Camina a unos diez metros por delante de María, con la mirada puesta al frente; como si eso hiciera que el pueblo se acercara más aprisa.
Archivo por días: 29 octubre, 2005
UN MÓVIL QUE TE CAGAS
La Gran Superficie está a reventar, faltan escasos días para el pistoletazo de salida hacia el lugar de vacaciones de casi todo el mundo, y esa cantidad de masa humana se encuentra allí, devorando con la vista, los miles de artículos expuestos. Carrito en mano, un río de ansiosos consumidores, se mueve frenético de un lugar a otro, atropellándose mutuamente, dificultándose la labor. Se aprovisiona de cuanto puede, todo vale: una linterna, diez quilos de patatas…una lata de aceite para el motor de su coche… ¡lo que sea!, pero sobre todo; cerveza, mucha cerveza para aliviar la insoportable sed que provoca el mes de Agosto.
Vicente, es uno de tantos. Confundido entre la multitud, se dirige con paso firme a cumplir con un objetivo: Robar un “móvil” de los expuestos en las estanterías del stand de telefonía. No le resultará muy difícil, días atrás, se dedicó a observar con el fin de hacer una valoración aproximada de las posibilidades de éxito en su hazaña. Los aparatos en cuestión, no están bajo llave, aunque permanecen en una vitrina de cristal debajo del mostrador, fuera del alcance de la mano. No es complicado echarles el guante en un despiste del dependiente mientras atiende a alguien. De manera que, no lo pensará dos veces, es cosa de contener los nervios, templarse…y actuar.