MI PIEL SE ARRUGARA .
MIS MICHELINES SALDRAN .
EL PELO Y LOS DIENTES SE ME CAERAN .
FEO Y VIEJO ME HARE Y PONDRE.
MI ALEGRIA Y BUEN HUMOR NO SE DISIPARA .
MIS GANAS DE VIVIR PERSISTIRAN .
La otra tarde estuve contemplando un atardecer, estuve observando como el Sol lentamente se escondía tras los pocos edificios que bordeaban el mar, como alejándose por el horizonte, chocándose contra el mar y submergiéndose en éste.
Colores rojizos y liláceos bañaban nuestras sombras, iluminaban mis ojos ya cegados por aquello que tanto sueño. Las nubes salpicaban ese hermoso cuadro, dejándose colorear en el cielo, dispersas, mirándose, rozándose…
Me hubiera gustado llevarte de la mano lentamente a ese lugar… Bajaríamos las escaleras que nos llevarían al nivel del mar, allí, a lo lejos… Pensando quizá, que esto no puede ser real…
En esos momentos el Sol empezaría a ponerse, el cielo empezaría a desnudarse y las nubes a bailar.
Quizá nuestras palabras se frenarían en un intento de saborear esos instantes que ojalá fuesen eternos, intentando exprimir esos momentos tan especiales.
Intentaremos hacer lo que hoy no podemos, hablaremos con gestos, con miradas, con roces piel con piel…
Busco un pueblo tan pequeño ,
que la pena no pudiese vivir.
Busco una casa tan minuscula,
donde la tristeza no pudiera esconderse.
Busco un hogar tan estrecho ,
donde la angustia no pudiese penetrar.
Busco una habitacion tan bajita ,
donde la soledad no pudiese acostarse.
Busco un lugar muy azul,
donde mi pena pudiera ahogarse.
Repasando textos del Vorem he vuelto a encontrar uno de Carlos Montuenga del cual tengo una muy grata sensación. Un hombre sale a trabajar y al contemplar algo tan cotidiano en nuestras vidas como un mirlo, un sencillo pájaro de los que abundan en parques y jardines, comienza primero por observarle; luego se queda un momento pensativo sobre el curioso proceder del ave y a partir de ahí, con una concatenación de ideas que van surgiendo espontánea y suavemente, va elevando el pensamiento y termina por hacer un profundo recorrido por la filosofía clásica humana.
En la década de los años 60 del pasado siglo XX muchas cosas cruciales ocurrieron en el mundo: rebeldía juvenil con lucha generacional, empuje significativo del feminismo, liberación sexual, desfensa del medio ambiente y de la naturaleza, conciencia ecológica, liberación racial, manifestaciones contra las guerras (en especial la de vietnam) y a favor de la paz, derechos humanos, equidad de géneros, ascenso paulatino de la mentalidad dmeocrática…
Y así después de esperar tanto, un día como cualquier otro decidí
triunfar…
Decidí no esperar a las oportunidades, si no yo mismo buscarlas.
Decidí ver cada problema como la oportunidad de encontrar una solución.
Decidí ver cada desierto como la oportunidad de encontrar un oasis.
Decidí ver cada noche como un misterio a resolver.
Decidí ver cada día como una nueva oportunidad de ser feliz.
Algún día podré logra olvidarte, ¿no me crees capaz? ,te aseguro que lo haré. Lo haré cuando ese día llegue y pueda beber el aire y respirar el agua, cuando el sol salga en la noche y la luna me caliente, cuando el cielo sea mi suelo por el que pisar, y la tierra aquello que no pueda alcanzar, cuando las estrellas se puedan coleccionar, y las nubes pueda comer y saborear, cuando la lluvia no me moje y con el viento pueda hablar… te olvidaré cuando los peces puedan volar, cuando solo quede una flor, cuando el veneno no pueda matar, cuando llorar esté prohibido, cuando el recordar sea un delito, cuando para olvidarte tu me tengas que olvidar… ¿no te crees capaz?… ya te he dicho que yo lo haré, pero solo cuando ese día llegue.
Quizá no hallamos encontrado palabras para expresar todo cuanto sentimos, pensamos o deseamos. Nos hemos habituado a un cúmulo ordenado de conceptos, empleados con más o menos corrección, pero suficientes para comunicarnos. Mis queridos compañeros de Vorem hay algo que siempre he considerado hermoso: tener delante un folio en blanco. Es como si un universo se abriera a la expresión de mil soles, de mil galaxias conectadas. Así deseo dejar un tiempo mi “folio voremiano” abierto a la blancura de posibilidades que habrán de surgir. Llega el tiempo en el que la Madre Tierra se enfría. Es bueno descansar, como la Tierra y con la Tierra. Me he sentido profundamente identificado con Vorem, con su día a día. De esa forma en que el poeta se expresaba…”Unidos en lo humano suficiente”. Me tomo un tiempo para seguir buscando, o haciendo caminos…¡qué hermoso poema!. Mi folio permanece, a la espera. Mi mejor deseo de paz para todos.