¿Andrada, Rioja, Caro o Medrano?

¿Quién fue el verdadero autor de la célebre Epístola Moral a Fabio?. Este poema español de principios del XVII es una de las más preciadas joyas de la Poesía Española, de la época barroca, que se compone de 77 tercetos y tiene, en su estructura, una particularidad: el primer verso del siguiente terceto rima con el anterior, formando así un especial cuarteto. Es el peoma paradigmático en cuanto a la poesía moral del siglo del Barroco Español.

En buena parte desarrolla los motivos horacianos (huída de la fortuna, soledad, vida retirada) aproximándolos a veces a la realidad histórica, aprisionándola o sometiéndola a una ironización de la vida. Establece una reflexión moral a partir de objetos emblemáticos y da impresión de fugacidad vital y. sobre todo, de inestabilidad de la fortuna humana (con un estilo clásico y de extremada perfección). Sigue Leyendo...

Aquella historia de café

Me dolían tus miradas aceradas mientras Raúl se enervaba con la cuesta abajo de Carlitos Gardel, Ulises narraba entusiasmado las últimas escenas del dólar mambo de Paul Leducq y Universi nos bombardeaba con los jardines interiores de su amado Amado Nervo. Pero tú me mirabas tan intensamente y con tal fiereza que me dolían tus arrebatos porque yo te silenciaba en mi interior pintándote en el aire de la rosada servilleta de papel aquella representativa narración de tus ojos que tanto había aprendido del tarifeño Pérez Villalta.

Tomábamos café. Entre ellos y tú yo sólo me introducía en tus miradas que entonces, en medio de la madrugada, se hacían mucho más dulces, tan dulces que cuando terminé de dibujarte me regalaste una sonrisa tan específica que no tuve más remedio que seguirte hacia el exterior y allí, bajo la rielante luna, a modo de pícara molinera, me pediste que cantara para tí. Pero que cantara sólo con el corazón. Sigue Leyendo...

EL GUERRERO SAMURAI

Estaba acorralado. Vivía preso en mi propia casa y mis carceleros eran mis padres. Hacía mucho tiempo que no tomaba decisiones porque absolutamente todo lo que hacía estaba dirigido y supervisado de antemano por ellos y mi psiquiatra.
Dijeron que era esquizofrénico. Todo comenzó una maldita noche de verano, hace seis años, cuando tan solo tenía veintidós. Circulaba por la autopista A7 que va a Gerona a reunirme con unos amigos en Lloret de Mar. Todo hacía presagiar que iba a ser un fin de semana divertido; amigos, sol, playa y chicas. Pero nada de eso se cumplió lo más mínimo. Recuerdo que iba escuchando música de una cinta de casette y mirando al frente; concentrado en la conducción y pensando en lo bien que lo habíamos pasado el verano anterior en esa misma zona de la Costa Brava Catalana, cuando inexplicablemente, algo o alguien con una fuerza tremenda, tiró de mi antebrazo derecho hacia un lado haciendo que girara el volante del automóvil peligrosamente. A punto estuve de estrellarme contra la valla metálica de protección. Llegué a invadir por completo el arcén, pero una reacción rápida me salvó de momento al girar el volante en sentido contrario para contrarrestar el desvío del auto. Sigue Leyendo...

EL LOBO DORMIDO

Manuel; consultor e informático de una multinacional italiana, tiene una espina clavada desde muy joven; no haber vivido la experiencia de hacer el servicio militar. Le negaron la incorporación a filas, en su momento, cuando le detectaron una anomalía en la visión. Su falta no era tan grabe ya que no tenía más de dos dioptrías en cada ojo, pero suficiente para que lo declararan “inútil” para el glorioso deber de servir a su patria. La palabra “inútil” la lleva clavada muy dentro desde entonces.
Al principio no cabía en sí de gozo por haberse librado de aquella molesta obligación, la cual le hubiera robado un año de su vida, pero más tarde, cuando pudo comprobar que en las reuniones con sus amigos quedaba siempre marginado, la cosa no era tan agradable para él. Nunca podía intervenir en conversaciones sobre el cansino y reiterativo tema de “la mili”, que era casi siempre el que salía a relucir. Lo primero que le decían era: “¡Tú que sabrás, si tú no has hecho la mil!”, y eso le fastidiaba porque era la pura realidad. Esa situación le obligaba siempre, en dichas reuniones de amigos, a cambiarse de bando uniéndose al de las mujeres. Conforme pasaba el tiempo, intervenía cada vez más en los asuntos femeninos, alejados totalmente de temas de acción y gestas heroicas de machitos. Sigue Leyendo...