Lectores y lectoras del Vorem. En esta vida nos ocurre de todo. Encuentras un gran número de personas nobles, sinceras, honestas, que manejan la personalidad sensata y la inteligencia como bandera de comportamiento ético y social. Pero, a veces, de manera imprevista, aparecen en tu vida tipos raros, personas faltas del suficiente entendimiento para saber lo que hacen en un momento determinado y que normalmente actúan inclinados a hacer daño a los demás. Quizás sean envidiosos y la envida les corrompe el corazón. O frustrados por razones más o menos ocultas. ¿Por qué os cuento ésto?. Porque me ha ocurrido algo tan insólito y lamentable que jamás pensé que me podría ocurrir alguna vez. Sucede que yo ayer, el sábado 21 de enero, no escribí ni una sola letra en el Vorem porque estuve las 24 horas del día haciendo un viaje de ida y vuelta a Guayaquil. Las 24 horas estuve por las carreteras. Pero mi sorpresa ha sido mayúscula (además de profundamente desagradable) cuando hoy, al consultar Vorem, me encuentro con que hay 2 textos escritos bajo mi seudónimo. Yo no los escribí jamás y no soy el autor de dichos textos. Me estoy refiriendo al cuento titulado “En un lugar de La Mancha” y a la reflexión titulada “Ocho de cada diez”. He descubierto rapidamente -por evidencias múltiples y obvias- quien ha sido el patán que utilizó mi nombre para escribirlos. Resulta que es un familiar mío (un concuñado casado con una de las hermanas de mi esposa) que actuó bajo efectos del alcohol y la cocaína. Es una persona, por llamarla de alguna manera digna, que no tiene calificativo para denominarle.
Archivo por días: 22 enero, 2006
Mis manos agotadas
Tuve manos de niña, gráciles y delicadas,
que cogían los juguetes y adoraban desgranar el maiz.
¡Cuánto tiempo ha pasadopor mismanos, convirtiendo
su inocente albura en dolorosasmuestras de esfuerzos!
Pero mis manos me han sido dadas como
herramientos nobles para dignificar
mi humanidad:
Benditas manos.