Cuadernos Americanos: Dímelo al oído, don Juan, taíta del barrio

Noche bohemia bonaerense. En el Café Homero de la José Cabrera, en un rincón del Palermo Viejo, conozco al taita Don Ramón. Es un veterano tanguista; un payador de guitarra vieja de esos que conocieron a Jorge Luis Borges en el laberíntico trazado de este añejo barrio portense. En el local están bailando la bella Nancy Da Vita y el “guapo” Armando Tavagliore. Dímelo al oído, de Francisco Lomuto, suena al ritmo de la orquesta y el bandeón mientras bailan los dos apasionadamente enlazados.

Don Ramón fue, en su pasado juvenil, un afamado donjuan de los boliches; conquistador de las porteñas de Palermo, de San Telmo, de Montserrat, de Pompeya… antes de llegar el modernismo del desarrollo urbano. En el tango soy tan taura que cuando hago un doble corte como la voz por el Norte, si es que me encuentro en el Sud, y por bailar la yugata si es que me visto a las modas les gusta me dicen todas. !Dios le dé, Dios le dé, vida y salud!. Sigue Leyendo...

Sin noticias de Marta.

No sabía que yo sabía. Estuvimos en el mismo aula. Ella junto a una amiga; yo algo más atrás, junto a la ventana con un crital medio roto y que nadia ha cambiado. Marta me sorprendía con sus ojos, con sus pendientes, con su manera de aproximarse a todo lo vivo. Me enamoré sin darme cuenta, y cuando descubrí que era muy fuerte la sensación, dejé que se quedara en mi memoria. Marta me ignoraba, como ignoraba a todos. Ella bajaba del mismo autobús y sorprendía al personal riéndose a carcajadas. Marta dejo de venir. Simplemente ignoró, siguió ignorando que alguien, quizá muchos estábamos prendados de su risa. Sigue Leyendo...

Despertando de aquel sueño

Despierto de mi sueño y es como sino hubiera pasado el tiempo.
Despierto y estas a mi lado .
Tus ojos mantienes cerrados.
Tu cuerpo junto al mío se encuentra abrazado .
Tu rostro sobre mi pecho se encuentra recostado .

Despierto y me encuentro soñando
¡ Te sigues encontrando a mi lado !
Junto a mí descansando .

Besos

¡Bésame ¡ bésame como tu solo sabes
Como tan solo tu sabes
Dame un beso de esos que tanto me gustan .

Por favor dame un beso.
Dame un beso tuyo ¡dámelo¡
Dámelo por favor .

Dame un beso de película
De esos que no se olvidan
De los que nunca se pueden ni se quieren olvidar
De los que solo !tu¡ sabes dar .

El ultimo adios

Con un leve susurro se despidió .

Con voz entrecortada
Y su alma desgarrada
A todos nosotros nos dijo adiós .

Sus lagrimas no pudo contener
Al decirnos que jamás iba a volver.

Aquella despedida con su vida termino
Su corazón se le partió
Al decirnos con aquella despedida adiós .

La leccion

Lamentándose esta
Y nada conseguirá
Su oportunidad perdió
Cuando un consejo se le dio
Y no lo quiso escuchar .

Nadie le dijo lo que debía de hacer
Solo se le indico el camino correcto a seguir
De lo que se te dijo nada quiso escuchar
Su decisión estaba tomada
Y esta iba a cumplir .

Entrando en ti

De mi lado se ha ido
Ya no esta conmigo .

En los meses de frió me ha dejado
Solo y desamparado me he quedado
Con su recuerdo me ha dejado.

Mi tristeza es verdadera
Mi tristeza es sincera
Esta tristeza no es temporal
Sino certera y natural .

Un distanciamiento necesario

Compañero grekosay: después de haber estado varios días ocupada en cuestiones cotidianas que han necesitado mi atención personal, escribo para reflexionar sobre tu sabio consejo en el comentario que hiciste a mi texto Diez minutos con Rocío y Pepe Aurelio. Efectivamente, la neurosis (personal o dual como es éste caso) es una afección nerviosa, caracterizada por conflictos intrasíquicos que inhiben las conductas sociales por una conciencia dolorosa de los trastornos. Y según Freud, la neurosis “no niega la realidad, simplemente no quiere saber nada de ella”. El neurótico es consciente de su ruptura con lo que él considera como estado normal y percibe sus trastornos como un obstáculo para su libertad. Tratar estos casos patológicos es muy peligroso porque, como tú bien señalas, la neurosis es tremendamente contagiosa. Sigue Leyendo...