Sobre las extensas cimas de las montañas,
atalayas de horizontes sin conquista,
invictas batallas del verde y la esmeralda,
se extiende la libertad de lo innombrado.
Deja la paz como único estandarte y no conquistes
con látigo feroz, con mano firme,
la tierra que es de los hombres, de los invisibles dioses
que habitaron los espacios de bosques y colinas.
Las veredas abiertas hacia lo alto,
hacia las cumbres donde el sol habita,
hacia la libertad de pies descalzos,
nubes prietas de sol y madres de la tierra.
Archivo por días: 20 marzo, 2006
quizas
Quizas un dia notes mi presencia
quizas sepas que mirada te atraviesa
quizas un dia me conozcas y llores mi pena
quizas un dia no este y llores mi ausencia
quizas me conazcas y no te has dado cuenta
quizas me conozcas y de mi pena sepas
mires hacia el cielo y en una nube me veas
quizas un dia ella se de cuenta y me vea
quizas no sea tarde se acerca tormenta
quizas este sola y me quiera cerca de ella
quizas esta triste y ser yo quien la consuela
Invitación (48)
– No conozco ese tal Tesauro; pero sé que la Moon Street está al otro lado de la ciudad. Al sur. Muy al sur. En un arrabal muy poco recomendable. Es un barrio duro y lóbrego donde dicen que la policía no se atreve a entrar. Pero hagamos una cosa. Yo te ayudo a ti si tú me ayudas a mí…
Paul contempló ahora muy directamente a Katy. Sus bellos ojos negros y su sensacional rostro, así como su cadenciosa y melodiosa voz, la definían exactamente: una espléndida portorriqueña como aquellas que él había visto una y mil veces en la ya viejísima película West Side Story. Su cuerpo era verdaderamente excitante…
LOS CONFINES DEL MUNDO
Los confines del mundo
Carlos Montuenga
doctor en ciencias
Esta noche he vuelto a soñar que estaba en tierras de Valladolid. Paseaba por un pinar próximo a Olmedo con mi padre, quien se lamentaba por la mala situación de sus negocios. Era un día radiante, colmado de promesas primaverales, pero sin saber cómo, se desataba un viento helado, el sol se oscurecía y sobre la negrura del firmamento comenzaban a brillar las estrellas.
Quedaba yo mudo ante aquel prodigio, pero mi padre continuaba hablando y hablando de sus asuntos, sin prestar ninguna atención a la extraña mudanza que sufría el mundo. Luego, su voz perdía poco a poco el timbre humano para ir convirtiéndose en una especie de lamento monótono , cada más agudo, mientras la tierra se llenaba de resplandores que proyectaban sombras fantásticas entre el ramaje de los pinos. En este punto me desperté con sobresalto y caí en la cuenta de estar oyendo el canto lastimero de una de esas aves con penacho rojo y plumas multicolores que anidan en los enormes árboles de la isla.
Cando mueren las sirenas.
Un rayo de luz hacía vibrar la superficie de las aguas.Las débiles olas danzaban entre leves balbuceos y todo era silencio. El horizonte perpetuaba su indiferencia rectilínea sin dejar huella alguna de su presencia, de su autenticidad. La extensión dilatada de las aguas resumía la inteligente obra del Gran Maestro. Una nube redonda, prenada de agua, descargó su contenido sobre una parte del inmenso mar. Saltaron las sirenas gozosas. Seres maravillosos, diosas de la única femineidad posible, emergentes espumas que hacía reír al eco rompiendo su calma. Fue un leve instante. La nube agotada se esfumço en su atmósfera. Las sirenas se hundieron en las aguas. Nadie fue testigo de este sacrificio, la entrega voluntaria en un sueño.