Recojo el sentir de grekosay que en su texto tiempo de silencio reflexiona sobre el Vorem. Es cierto, compañero. Ya sólo el hecho de escribir en esta página supone un estar comunicándote con los demás y estar transmitiendo hacia afuera esos innumerables sentidos de pertenencia al mundo con el que nos damos a conocer… pero !qué profundamente hermoso es hacer comentarios a estos pedazos de vivencias que quedan enmarcados en el Vorem como tiempos de palabras escritas que son también tiempos de voz y tiempos de vida!.

A veces estamos cansados de sentir en nuestras internas sensaciones el alma cargada de sueños y de recuerdos y de anhelos y de ganas por ser algo más que silencio. Y es entonces cuando transcribimos a través del teclado del ordenador nuestro mensaje de comunicación hacia los otros, los que están más allá de nuestros centímetros de convivencias pero que nos son particularmente sentidos a pesar de nuestros mutuos anonimatos. Sigue Leyendo...

Sé que para muchos de los que escribimos en Vorem, el simple hecho de escribir es “toda una inversión de tiempo de calidad”: cuesta, y en ocasiones estamos más atentos a nuestro escrito que a echar un vistazo al resto de las aportaciones. Observo, en nuestra página, que se está convirtiendo en un MURO de silencio, donde cada escrito es un graffiti maravilloso, pero donde se escurren los comentarios, donde no da tiempo a “intercambiar opiniones” y es una lástima, que la revista sea una pequeña obra de arte, pero que lo que realmente alimenta su cuerpo sean los escritos silenciosos. ¡Quizá deba ser así! No creo que sea necesario provocar o incitar a nada…El equilibrio de Vorem se establece entre los autores y los textos. Repito que si no hay tiempo, si la necesidad no provoca, si debemos seguir presintiéndonos…es indudable que la página seguirá creciendo, pero no se escucharán esos pasos de la controversia, ese apuntar por la belleza de un momento, o simplemente…ese saludo con el que hacemos presente nuestra realidad al otro lado del ordenador. Sigue Leyendo...