Como duele el mundo en el alma…

Es mi alma, sin las almas,
como una flor que no ha logrado
abrirse y mostrar su belleza.

Comenzó, siendo el agua que alimentaba
mis raíces pero ya se ha convertido
en la savia de dolor
que corre por mis venas.

Hay dolor en mi interior, arde
y deja cenizas en las esquinas de mi corazón.

Allí…

Y allí
delante del precipicio
me sentí en calma.
El fuerte viento
aliviaba mis heridas.
Senti dolor
de tanta oscura belleza.
Por un instante
supe que podría volar
y cuando quise desplegar mis alas… me desperté.