Lo más interesante de la escritura es que cada persona puede expresar sentimientos libres y determinantes en su propia forma y manera de ver y medir las cosas. Hace unos días escribí sobre lo que el escritor Javier Marías decía sobre la vida humana (“Es una mala novela por lo que tiene de caótica y ridícula”) y lo contrapuse con lo que supone la vida para mi amigo El Relojero de Manila (todo historia personal y contenido pleno de aventura real). Para mí, opinaba yo, la vida es una completa y compleja novela llena de matices que nos enriquece y nos estimula a la creación diaria. En un comentario que hizo Carolina (del Vorem) explicaba que la vida es una novela por lo que tiene de interés en el plano de lo subjetivo. Ella entendía así la manera de ser y actuar de las personas y expresaba lo que para ella supone estar presente y viviente. Hacaria (también del Vorem) matizaba que su opinión era un intermedio: la vida a veces puede ser novela y a veces no. Todo depende de lo que podemos escribir, borrar o no borrar. Ambos comentarios estaban llenos de interés porque suponen reflexiones con contenido directo de personas que viven.
Archivo por días: 30 enero, 2007
¿Cómo…
Adversidad
Texto. Dale la vuelta y no comuniques nada.
Se ahoga el gato y suena la burbuja del pez
en la pecera.
¿Usted lee? No duerma despierto;
ignore toda posibilidad de no ser neutro
y cese de pensar.
Un teléfono móvil. Aparición conexa.
Palabras elementales para ideas elementales.
Un lema que no diga absolutamente nada.
Adagio de cuerda para infelices.
Suena. No parece que nadie se resista.
Permanece quieto. No oigas.
alguien lleva una clámide.
Se me antoja una clave para cajas fuertes.