Se rompe el silencio, se resquebraja.
Horizontes que fueron de papel ahoro son trizas de cielo.
El aire bordea los montes blancos cuajados de luz
y nadie llama ni dice su nombre.
Sobre la alta inmensidad se perdieron las palabras
y enmudeció la Tierra.
Inquietos los pájaros se detuvieron sobre las ramas
y el Mar, bravo entre olas, se abondo nó al abismo.
änforas cargadas de esencia de mirto,
y flores secas bajo el estandarte de una tarde mustia.
Decir, simplemente…, musitando
que un ayer fue suficiente.
Lágrimas sin sal con densidades plenas
agotan el paso de todos los pies cansados.