Hay sensibilidades que no alcanzan a soportar actitudes hipócritas, venta de tecnología diseñada para consumo de quitay pon, lujuria en todas las variedades de oferta. Muchos libros, que fueron lospilares de la Tierra, o son alimento de contenedores y ausencia de estanterías. He visto a gente que se trasladaba hacia zonas más cálidas, trasportando bolsas llenas de libros, porque noc aben en el pequeño apartamento donde el Sol ya ocupa casi todo. La vida es un Macro/casi de todo. En mi fantasía enfermiza,suelo recordar esas películas cutres de momentos Bíblicos, y me asusta girar la cabeza para no ver una sociedad que se fagocita así misma. Freud lo palpó en su viaje a tierras de América y lo sintió en las dos guerras mundiales que hicieron de Europa un agujero negro que se tragó la última conciencia.
Archivo por días: 24 marzo, 2007
Se me llenan de auroras
Réquiem por mi abuela desconocida
Allí estamos todos, no faltó nadie, hace ya tiempo que no entraba en esa iglesia y sigue impresionándome al igual que cuando era pequeño. Pues si, estaban todos ordenados en bancas, la familia que nunca tuve y la mía propia, rindiendo respetos a alguien que no nos lo tuvo nunca. Sentía algo de rencor, siempre lo sentía cuando estaba cerca en vida, y en estos últimos años, más bien sentía indiferencia superados algunos porqués de la infancia, supongo.
En fin llegue desde lejos, después de todo, es la madre de mi padre, pero que conste que ya no creo en dios desde hace tiempo y no suelo ir a misa.
Manuel
Manuel no deja de mirarse nervioso al espejo, el nudo de la corbata se le resiste, el pañuelo que quiere poner en su pequeño bolsillo, se le resiste también. Es el pulso que le tiembla un poco, son sus manos las que no pueden con tanta emoción. Se mira y se riñe:
– Venga Manuel, tranquilo. Míra tu cara, estos grandes surcos han soportado mil y una batalla. No vas a poder ahora con esta puñetera corbata? El espejo sonríe.
Sonríe igual que muchos años atrás cuando un Manuel joven y fuerte intentaba hacerse el nudo de su corbata para casarse con su gran amor, Inés.
El espejo oscurece. Manuel recuerda. Cuanto la amó.
Hubiese dado la vida por ella, pero la vida no quiso llevárselo a él, se llevó a una Inés joven, bella, en plena flor de la vida.