Sí siembras una ilusión,
y la riegas con tu amor y el agua de la constancia,
brotará en ti una flor,
y su aroma y su calor
te arroparán cuando todo anda mal.
Sí siembras un ideal
en la tierra del quizás
y lo abonas con la envidia
será imposible arrancar
la maldad de tu alma si en ella echó raíz.
Guitarra soñadora
que hasta el silencio se calla
para poderte escuchar.
Eres noble
altiva
caprichosa
dura y tierna a la vez.
Mis torpes dedos
se transforman en
ágiles alas al tocarte
De tus mágicas cuerdas
brotan ensueños de amor.
en mi oscuridad rutinaria y empoliba
limpio la mirada tiniebla y la soledad arraigada
quiero soñar con odiar
primero pienzo, luego revivo
sueño con azulejos, mariposas y ron.
sueño con la inesperada muerte
si vas a morir y si abre de morir, por favor,
hazme odiar los buenos momentos.
¿Por qué veía siempre la luz de tus ojos encendida entre el cielo y el mar?. ¿Por qué viniste a salvar mi ayer a la playa solitaria donde mi cuerpo yacía sin alientos?. No respondas todavía. Déjame seguir soñando tu voz transformada en caracola amorosa mientras yo recojo las palabras en el escenario de mis sueños. Sólo sé, y no me es necesario saber más, que hoy estás aquí, regalándome trozos de mundo para hacerme saber y sentir que empiezo mi vida de nuevo cada día que amanezco junto a ti y, en medio de las olas, tú me relatas cuentos de sirenas enloqueciendo a los marineros. Acércate. Acércate a mí un poquito más… para que yo note tu acento como un sentimiento perfumado mientras sigues contándome relatos que van más allá del horizonte extremo de las cosas. En la otra costa, en la del más allá, siempre seguiré teniéndote a mi lado en el sueño de todas las eternidades. Sigue Leyendo...
Somos imanes, para lo bueno y para lo malo, de nuestras problemáticas existenciales y por eso todos acabamos tropezando alguna vez con lo que hemos soñado, con lo que hemos pensado o con lo que hemos buscado. El asunto trascendental es que, cuando tropecemos con esos momentos, sepamos tener y mantener el equilibrio suficiente para no ser vulnerables ni inseguros.
Casi siempre somos, en esos momentos de los que estoy hablando, una expresión verdadera de nuestra personalidad, un surgimiento real de nuestra verdadera faz humana sin máscara alguna), una realidad concreta de nosotros mismos sin ambages posibles. Necesitamos, por tanto, mantenernos en ese equilibrio trascendental para no ser un despropósito o para no caer en la contradicción de nuestras existencias. Y eso se consigue solamente estando al lado de nosotros mismos, siendo siempre fieles a nuestras conviciones, buscando lo mejor de nuestra personalidad para ajustarnos la vida a la máxima expresión de felicidad que podamos alcanzar a través de nuestra realización personal. Sigue Leyendo...
Portal Literario Independiente