Las huellas de las tierras nuestras son aquellas con las que desarrollamos las vivencias más hondas de nuestra aventura diaria; son las que nos sustentan y nos definen a nosotros mismos porque siempre somos -hombres y mujeres del ansia literaria- un reflejo de aquella tierra en que vivimos nuestra niñez, de aquella tierra en la que fuimos patriotas juveniles de la poesía, de aquella tierra en la que crecimos y maduramos en nuestro mundo interior hasta unirnos a las tierras de otros muchos seres humanos. Es la fuerza del espíritu: la casa de nuestros abuelos, los pájaros que nos entusiasmaban con sus cantos, los campos de amapolas y de trigos que recorríamos mirando a los caminos portadores de nostalgias migratorias, esos caminos que, al mirarlos, nunca sabíamos hasta donde conducían… hasta que un buen día nos propusimos caminarlos y por ellos anduvimos. Sigue Leyendo...

Voy avanzando rapidamente por la ciudad en una esfera de cristal. En esto se convierte el camionsito que me transporta a la escuela todas las mañanas al salir del distrito mas rico de Mexico y entrar en una parte pobre de la ciudad. Adentro todos vivimos una realidad tan distinta. Todos asistimos a una de las mejores universidades del pais, vivimos en uno de las mejores colonias de la ciudad, somos privilegiados. Y mientras tanto la gente de afuera camina, transportandose en una realidad totalmente diferente. Mientras nosotros nos dirigimos hacia el hermoso campus que nos espera, lleno de tecnologia, gente importante, cultura, la gente de afuera se dirige a sus humildes trabajos, a ganarse el pan de cada dia, a sobrevivir. Aqui adentro, el ambiente gelido ocasionado por el aire condicionado y la musica de la radio nos acompañan; mientras algunos duermen, escuchan su propia música (en los aparatos electronicos mas nuevos, comprados por sus padres), otros leen algun periodico del campus, y otros, como yo, simplemente se concentran en contemplar el mundo de afuera. ¿Pensaran lo mismo que yo? ¿Se daran cuenta de la diferencia que existe entre los que venimos en esta esfera, y los que estan afuera? No lo se. No se tampoco que piense la gente de afuera, al vernos pasar por las mismas calles todas las mañanas. ¿Desearan estar adentro, en nuestro lugar, o mas bien estaran agradecidos de estar afuera, libres, fuera de esta esfera de cristal sintiendo lastima por nosotros al vernos pasar? Sigue Leyendo...

La pobre niña extrañaba sus besos, pero mas que nada, estar entre sus brazos.
Jamas volvio a sentir lo mismo en toda su vida, jamas volvio a sentir lo que
sentia al estar entre sus brazos. Sus brazos eran unicos. Sus brazos
transmitian lo que ningun otro. ni siquiera los de el. y fue entonces
cuando mas los extraño. La primera vez que los extraño. Cuando ya no los tuvo,
y se dio cuenta de lo que habia perdido. ¿Su culpa? Talvez. ¿La de el? Lo mas
probable. Talvez la respuesta jamas sera encontrada, pero mientras tanto ella
anhela sus brazos, anhela lo que sentia, esa seguridad, ese amor, ese cariño,
esas ganas y ese deseo de estar para siempre ahi, entre sus brazos. y solo
entonces se dio cuenta que habia hecho lo correcto. Que entregarse a el, que
el estar ahi, entre sus brazos, era lo mejor que le habia pasado, aunque fuera
efimero, aunque se evaporara, aunque ya no fuera mas que un recuerdo. Porque
asi es el amor, solo asi se puede sentir, no en un beso, no en un encuentro
sexual, no en un cariño, sino en un abrazo, en una mirada. Existe solo en esas cosas impalpables, esas que no se pueden embotellar, esas que no se pueden atrapar, esas a las que jamas puedes regresar. Eso y asi es el amor. Lo dejaste ir, y ya no volvera. Sigue Leyendo...