Existe una remota isla a medio camino entre Ciudad del Cabo y la Antártida. Un lugar hallado por casualidad, habitado por unos seres extraordinarios.
Unas millas antes de avistarla el agua se va encrespando lentamente, incluso en los días en que el mar parece aceite y el día es todo lo claro y despejado que puede ser, el cielo se cubre de un manto de nubes negras, muy bajas, a lo que sucede una espesa niebla que no deja ver a más de un palmo de distancia. Si no fuera por que tu cuerpo tiembla presa del terror y el bello se eriza sobremanera, pensarías que tu ser se ha esfumado. Sigue Leyendo...
Debido a una pequeña confusión ha habido un mal entendido. No, Onlythebestones. No iba dirigido a ti el mensaje sino al viejo verde y sinverguenza de Randomizze que estaba insultando al Vorem y se hacía pasar por otra persona. A tí, apreciado Onlythebestones, se te aprecia mucho porque eres un tio “guay”, elegante escritor y persona noble, sana y sensata. Para mí es muy importante que no tengas dudas. El asunto es que entre tu comentario y el mío antes había uno muy venenoso y maligno de ese tal Randomizze (que al parecer ha sido borrado ya y por eso da la sensación de que te estoy repondiendo a ti pero no es así, Onlythebestones). Si te das cuenta en mi texto hay 6 comentarios y si los cuentas solo se ven 5. Es que se ha debido borrar el que este tipejo de Randomizze había intercalado entre el tuyo y el mío. Sin problemas, Only. No iba por ti. Tú eres un tipo formidable y sano. UN ABRAZO ONLY… Sigue Leyendo...
Acababa de llegar a la ciudad.
A su ciudad.
Forastera ocasional, ya habia dejado de ser el efímero reflejo de un sueño, y volvia de un viaje real, dificil, extraño, en el que habia encontrado la fuerza para encararse con los demonios que tambien habitaban en sus calles.
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El desassiego de Pessoa, la perseguia últimamente y se dejaba embaucar con mordazas de humo y hielo sujeta a un vaso de whisky
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Esto empezaba a ser demasiado a menudo y ella en su desasosiego, notaba como su alma, como su mas intima energia, empujaba y la impulsaba a desbocarse, sin fuerzas ni ánimo para ello. Sigue Leyendo...
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