Bajaban, por las cenagosas aguas del Cristal, las anaranjadas tencas… acompañadas de sus ciprínidas crías –pectinadas entre las vegetaciones musgosas-y, al otro lado de la frontera inexistente, retumbaba el eco de las voces de Orellana, San Ignacio, Borja, Bagua y Nazareth; y yo me reconocía como la Escultura Invisible, limitada por los tres vértices atardeceros de su presencia: la paz de sus miradas sin umbrales de ocultación, el desarrollo de sus palabras con la encendida perseverancia de los poéticos lirismos y la democrática sensibilidad de la internacionalidad de su místico universo.
Archivo por días: 3 agosto, 2007
El Cóndor (IV): Segunda Parte de El Lechero
Huayna Cápac, llamado El Grande y tambvién El Conquistador, uno de los hijos reales de Túpac Inca Yupanqui, fue nombrado soberano inca en el año de 1493, extendió el Imperio por el Nordeste del Perú y reprimió las revueltas ecuatorianas (en las que participó su hijo Atahuallpa). A su muerte, el Imperio quedó escindido entre Atahuallpa y Huáscar, hijo legítimo, éste último, del Inca y su primera esposa real; pero tambiñen tuvo una hija tan hermosa que resultó ser la más bella princesa india que jamás haya existido…
Aquella linda princesa estaba consagrada desde el mismo momento en que nació, y fue confinada al convento situado en el lago que los españoles rebautizaron xon el nombe de San Pablo, en la región habitada por cayambes de Imbabura.
Dos historias entrelazadas
Lapiceros, tizas y gomas de nata… Plantaciones de cacao, caña de azúcar y oro verde (banana)… el olor a plástico de Pancho Villa y Jerónimo…tránsito por las calles estrechitas de adoquines infectos, blenorrágicos…la madera de los fuertes con soldaditos de plomo, aros y canicas…en la plaza del pescao, Zanba el demonio juega al kou kou djèdjè…ansia por aquel gatito, pez, pájaro, perrito, tortuga… letras quemadas leídas en papel limón con estupefacción…tebeos cambiados el fin de semana en el quiosco de la esquina del barrio…los almacenes con tejados de aguilón de curaçao…recuerdos felices de infancias desgraciadas…
Piedra…
El vigilante de las llamas
Llegó el Infierno. Como siempre que nos visitan los diablos del verano ardiente la Tierra arde por los cuatro costados. Es verdad que la gran mayoría de los incendios que asolan la corteza terrestre son producidos por causa del sol ardiente, pero también hay casos (bastantes pues se dice que son el 10 por ciento de un total de varios miles al mes) en que los producen seres humanos que poco tienen de humanos y que también se dudan que sean seres. En este sentido, en relación con estos innombrables sujetos, trascribo textualmente lo que mi admirado columnista Manuel Alcántara publicó hace unos días en el diario “La Verdad”. He aquí el texto que sirve como reflexión del día.