Se marcha el mar llorando lluvias sobre las palabras escritas en las arenas de las playas. Se marcha el mar con sus sirenas envolventes y desnudas dentro de un cuerpo que es ya oleaje en libertad. Y tú… ¿dónde estás tú mi tierra marinera?. Al nacer te has ido con la vida en tus deseos de beber aguas acariciadoras. Y tú… ¿dónde estás tú mi cielo oceánico?. Al morir has venido en forma de cuerpo milenario.
Dormir en esas aguas acariciadoras que son las más importantes para mi sed es ya un placer prohibido, porque se ha marchado el mar con sus desnudas sirenas de marfil dejando el sabor del estío en mis soledades, en mis libertades, en mis frutos capsulares de nieblas candentes. Sigue Leyendo...
La vida y la muerte son momentos estelares de un juego existencial. ¿Por qué no habitar la vaciedad de una plenitud consciente? Todos los añadidos sociales y culturales que cuelgan de nuestro “Yo Piel”, son señales para la inmensa tribu humana. Esa frase manida de que lo que vale es lo de dentro…me ha roto los esquemas muchas veces. Lo de dentro son los órganos internos, elementos vitales guardados en los vasos canopes por los embalsamadores egipcios.
La consecuencia de un beso (recordando el texto de Diesel) puede causar un efecto mariposa, pero del beso a dios…no existe camino alguno, sino creación imaginal de un eterno creador condicionado. Mi sentido existencial no pasa por grandes filosofías; me basta el sentir ese latido humano que se nos escapa con el miedo, que se nos impone con las creencias, que se desvirtúa como la sangre del toro, perdida para siempre en arenas prostituídas.
“Nos queda la palabra”…aquí cierro los ojos y creo, por primera vez, creo en la belleza como en uno de los márgenes del juego vitalo, pero existen tantos márgenes como pensamientos. Sigue Leyendo...
Mientras todos dormían, él simulaba estarlo y en su mente despierta planeaba su felicidad. Se levantó suavemente para no producir ruido y se acercó al rincón donde ella dormía, y gracias a esa cualidad que tienen los ojos para adaptarse a la oscuridad luego de permanecer en ella el tiempo suficiente, la miró bien. Se cruzó de brazos, se puso en cuclillas a su lado, se volvió a poner de pie, hizo un ademán de irse para luego volver a girar hacia ella, y finalmente lo decidió: se llevó los dedos de su mano derecha a la boca y luego de rozarla con los labios, se agachó y posó los dedos sobre los ojos dormidos de ella. Finalmente se puso una vez más de pié y giró hacia donde debería estar durmiendo. Fue entonces cuando sintió que unas manos apretaban su tobillo izquierdo, y se dejó caer. Sigue Leyendo...
Siento la tarde tan próxima como el sueño,
tan cercana a la verdad suprema de existir
como mirar hacia lo alto y ser nube.
Hay palabras que jamás escribiré
porque no existen, porque son sombras,
porque evocan la certeza de realidad calladas
y habitan entre poemas con sabor a silencio.
Me cuesta mantener el diálogo certero
con la realidad que me imponen los ya muertos;
y reclamo mi derecho a describir, un primer beso,
o un último suspiro.
¿Hay algo en la vida que ofrezca tantos matices como puede brindar un beso?. Esta es la pregunta que se hizo un día el poeta Luis Cernuda. Y es que el beso siempre nos regala una necesidad que debemos cumplirla con la boca, con ausencia de frialdades racionalistas, con el alma puesta como vocabulario. Besar otra mano, otra cara, otros labios… es lo que nos hace precursores de motivaciones para el amor.
La certeza de que un beso siempre es principio para una pasión es aquella parte humana donde el sentimiento queda a flor de piel y cada matiz se reproduce en miles de ilusiones que tienen como fondo común la ilusión, la esperanza, el entusiasmo… porque con el beso estamos presentándonos como seres introducidos en el compás del flujo amoroso. La firmeza de un beso es el debido espacio sobrenatural que siempre nos concilia con la pasión. Sigue Leyendo...
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