Celestes aguas,
celeste vientre que da vida.
Agua, agua tibia que da vida.
Y en la profundidad piel frágil,
criatura, criatura de piel suave…
las aguas que dan vida.
Mío, mi esperanza,
acúnate en mi balsa
de tablas secas por el sol,
de este sol de tu sangre.
Debe existir una pausa que suplante
el milagro de los escalofríos,
que convierta en abril seis meses posteriores.
Que responda a las palabras del tiempo, que
proponga una tregua. Que se llene de tristeza,
que se enfrente con el zócalo del profundo adiós,
que incendie multitudes,
que se vista de fantasmas solo por decir: aquí estoy.
Nunca dejé de pensar en vosotros amigos y amigas del Vorem. Sucede que por razones de obligado cumplimiento he vivido un mes entero en un Campamento situado en unas perdidas montañas de la provincia de Alicante. En Crevillente exactamente. Tuve que efectuar allí una labor que era muy importante para mí. Fue algo espontáneo y muy enriquecedor para mi persona. Conviví con otras 20 personas más y ocurre que allí estábamos aislados de todo tipo de civilización y por supuesto no había internet ni posibilidad alguna de utilizarlo. Ya os iré contando, de vez en cuando, algunas reflexiones que obtuve de esta experiencia. Pero por supuesto que siempre estuve pensando en el Vorem y que nunca me he olvidado. Hoy he vuelto ya. Tengo el bagaje repleto de ansiedades y me reincorporo nuevamente a este planeta vorémico. He visto que siguen llegando nuevos voremios y voremias y he visto que hasta habéis tenido el detallazo de preguntar por mí. Pues si. Estoy vivo. Y os he extrañado muchísimo y a todas las horas. Ocurre que estuve ocupado en una tarea muy ardua y necesaria. Pero jamás dejé de pensar en todos vosotros y vosotras. Así que desde mañana me sumo de nuevo al viaje de la Voremia Sin Límites. Gracias por vuestros mensajes y por supuesto quiero que sepáis que nunca dejaré de ser uno más de todos vosotros. UN ABRAZO A TODO EL VOREM. Sigue Leyendo...
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