. Tengo que ser consciente de que estoy Enferma para no sentir miedo por ello. Tengo que saber que es cierto y no algo desconocido. “Lo desconocido da miedo” esa frase nunca se me olvidó, como otras santísimas que guardo en mi caja fuerte, esperando a ser comprendidas en todo su significado. Cuántas frases célebres, cuántas citas, entre olvidadas y perdidas. Ocultas en un trocito de mi corazón, buscando el sentido a mi larga existencia, tan poco terrenal… Ahora debo ser consciente de que tengo una enfermedad, para que, cuando el puzzle vuelva de nuevo a deshacerse otro día más, no sienta esa tremenda desolación. Una soledad que sólo es capaz de calmar el simple conocimiento de mi propia enfermedad. La enfermedad tiene cura. El no saberlo me hace perderme por rutas salvajes por las que nadie sabe guiarme, rutas que nadie conoce porque son creadas por mí, en desesperados intentos por salir de esta extraña locura que nadie entiende. Yo misma sigo buscando entenderla.
Archivo por días: 31 marzo, 2008
Cuatro haikus de invierno
Y no podré.
Y no podré.
Y no podré soportar tu ausencia.
Por eso prefiero ser yo el primero
en abrir la vida y despedirme;
para no tener que seguir este camino
sin tu risa sonándome en el alma.
Y no podré.
Y no podré soportar tu ausencia.
Por eso prefiero ser yo el primero
en salir del mundo de los sueños
y esperar al pie de la madrugada
a que tú te levantes del recuerdo.
Y no podré.
Y no podré soportar tu ausencia.
Por eso prefiero ser yo el primero
en sacar del pecho la esperanza
y transformarla en eco de otro mundo
para que tú la escuches en silencio.
Corazón/cerebro de lo tiernamente vivo
Mi mano sostiene la misma noche que busca una fuente y encuentra un alma. Busco una orilla donde recordar mi patria infantil; un corazón colocado en una suave mano; una caricia leve en el fondo d eun pozo; una dulzura escrita en el bronce del camino; una verdad de abedul bajo el disco de la luna. El país de todos mis deseos es una herramienta del Arte; un ensueño de la espera; un ardor de la palabra. Más allá está la pequeña lágrima de ojos golpeando el humus de la totalidad. El yermo es grande. A lo lejos murmulla la catarata de las emociones y la luna brilla por encima de los abetos.!.
Crónica Gris.
Pretendíamos, todos teníamos ganas de ello, los tres deseábamos que la gente se llenara de la música que a nosotros nos inspiraba cada día, nuestro ruido de fondo, las negras y corcheas, las llaves y los silencios, que a los dos conectaban cada una de nuestras acciones, que acompañaban mis propias acciones.
A las nueve con treinta y cinco minutos la oscuridad se esparcía totalmente en las calles centrales de Santiago, o al menos la luz natural ya no se dejaría ver hasta unas horas más, la luz artificial dominaba en aquel momento, durante la noche en una ciudad tan grande un combate entre la luz de las estrellas y la luz del cartel publicitario sobre el edificio más alto de la avenida O’Higgins, sería absurdo.
El Reflejo de los sueños en lunas rotas….The End…
Andy López caminaba rumbo a casa con una barra de pan y el libro de Nietzsche “Así habló Zarathustra”, bajo el brazo.
Se sentía contento, satisfecho de la labor del día en la oficina de la inmobiliaria en la que trabajaba desde hacía dieciséis años. Hoy le había dado una buena lección al encargado jefe y éste le había prometido un aumento para la próxima temporada.
Completamente feliz, tarareaba una canción sin saber cual ni de quién era, ¡que más daba! En el trayecto entró en una joyería y compró una sortija para Janina, su esposa. Una chica oriental preciosa. Llevaban seis meses compartiendo piso y las cosas iban francamente bien. Cerró la puerta del ascensor y extrajo las llaves del bolsillo, oyó ladrar a Jazz. ¡Hogar, dulce hogar! Más tarde, cenando a la tenue luz de las velas, le ofreció el regalo en un pequeño estuche de terciopelo.
El Reflejo de los sueños en lunas rotas(Perdido en la eterna oportunidad) 29
chissssttt, sssiiischt, chiiiissss…
Desde la esquina, un sombrero de fieltro gris, gafas oscuras, una gabardina beige y unos guantes negros, le hacían señas. Se acercó disimulando, no era aconsejable ser visto por Martínez.
Hola Andy, soy Gloria Colombia, ven, tengo el coche a un par de calles, además aquí sobramos. Dejemos al señor Sargento “no se entera de nada”, que saque sus erradas conclusiones avinagradas.
Veo que le conoces, acertó a decir Andy , un poco cortado al no verle los ojos, el cabello… las manos…
Por desgracia sí, y no sólo en esta vida…
¿Qué quieres decir con eso…?