La leyenda de la orquídea negra..(4)

– Y al primero que me traiga la flor más hermosa del mundo le daré la mano de mi hija . Ha de ser una flor especial, que desprenda un olor, un aroma y un resplandor como nunca habréis visto, solo el que consiga traerme ese raro y hermoso ejemplar podrá tomar por esposa a mi hija Lucia.

Lucia tembló al escuchar las palabras de su padre. Le había oído a Javier contarle algo sobre esa flor, era especial por su hermosura, no había otra en el mundo igual. Estaba segura de que su amado saldría ganador en ese reto, no tenía nada que temer. Contando de que la orquídea estuviera en floración. Sigue Leyendo...

Era como una canción lejana.

Eras como una canción lejana rebotando continuamente en mi conciencia. Una especie de arma letal donde cada uno de sus disparos me atravesaba la razón y, en medio de todo aquel sinsentido mundo, el punto y aparte nunca dejabas de ser tú. Siempre tenía que seguir escribiendo un párrafo más que los demás en cada carta y así se hacía infinita la presencia de mi escritura en forma de delirio y de vida invertebrada; porque cada uno de mis verbos se partía en infinitas partículas de vida; coimo un laberinto de espejos en cada uno de los cuales había un yo distinto, un yo diferente, un yo pluriforme que formaba un puzzle de silencios y, en medio de aquel mundo de presencias recónditas y hundidas en el profundo sueño de la noche siempre inacabada, yo me construía y me deconstruía cada vez que nacía el alba. Sigue Leyendo...

Una Sonrisa…

Una sonrisa no cuesta nada, pero produce mucho.

Una sonrisa enriquece a los que la reciben, pero empobrece al que la da.

Una sonrisa sucede en un abrir y cerrar de ojos, pero su recuerdo puede perdurar toda una vida.

Una sonrisa trae alegría al hogar, fomenta la buena voluntad en los negocios y es la contraseña de los amigos.

!Cercados! Tercera Entrega

Todas las aventuras escritas en este texto fueron reales, ciertas y verdaderas en el cien por cien de todo su contenido.

21.- !Cercados!: El apedreamiento.

Estamos circulando tranquilamente o por lo menos yo… puesto que Jaime es todo un manojo de nervios que no hacer más que chupar limón tras limón y encomendándose a todos sus santos para que no nos vuelva a ocurrir, de nuevo, otro suceso como el del enorme tronco de árbol tapando la carretera. Pasamos por delante de algunos pequeños caseríos blancos desperdigados por el territorio donde están trabajando algunos indígenas que no participan en el levantamiento y deduzco que deben ser indígenas que creen en Dios. Sigue Leyendo...