Verlo para Creerlo

Sacarina era una joven simpática, realista y coherente. Sabía muy bien que en la vida había de dedicarse a cosas que realmente valiesen la pena, y ciertas otras cosas, mejor dejarlas pasar en otras direcciones y lugares, donde tendrían muy buena y aceptable acogida.
Había logrado romper el cordón con su madre, que se llamaba la señora Paquita.

Desde que hizo la mudanza, para descargarse de esa presencia materna, descuidó bastante a propósito, el retrato de aquella mujer madre, en una acartonada caja de… cartón. Todavía no estaba de ánimos positivos para buscarle un lugar en la decoración externa, entre los bastidores de la existencia cotidiana y no menos sagrada o crucial. Sigue Leyendo...

GALICIA

De nuevo estoy con vosotros amigos, el sol se esconde bajo miles de encajes turquesa que no le dejan mostrarse, yo me encuentro en las palomas y en el exterior miles de gotitas impetuosas se te resbalan por el cuerpo haciendo lo que aquí llaman orballo, no se como expresarme han sido días tan trascendentales con tanta interioridad tan a caballo entre las olas del mar y el libro de turno (llevo un montón de libros leídos en estos días) todavía vivo en el interior de mis libros, tengo que salir y mostrarme tal cual soy, pero eso es tan difícil, ¿Que es lo que somos?, tengo la esperanza de que el ser humano alguna vez llegue a saber lo que realmente somos y el porque de lo que hacemos. Hoy tal vez vaya a pescar, espero coger buenos chipirones para una paella. Os deseo lo mejor amigos cuidaros y contarme, un besazo Sigue Leyendo...

Caminando.

Hoy solo puedo sentir la música latir en mi corazón como ventanas cerrándose por la brusquedad de la tormenta. Los cristales se rompen y reflejan el rostro de mi pensamiento profundo. Ahora soy el silencio que observa y descubre en cada mirada de la gente un sueño, un deseo, el miedo a vivir, a ser, a amar, a decir no.
Mi sueño es atravesar esa puerta, la que conduce a lo desconocido, a un mundo nuevo, hacia mi mundo. Pero no quiero que esta se cierre a mi paso, no quiero dejar atrás a las personas que amo, a la vida que me recibió, pero si quiero ser libre, libre de pensamientos, de doctrinas, de imposiciones u obligaciones. Quiero sentir que mis pies se elevan para rozar el cielo con las manos y compartir un pedacito de este espacio infinito contigo.
Sí, quiero atravesar esa puerta, que la luz choque contra mi rostro difuminado y, comprender todo cuanto antes no pude. Quiero pronunciar mi nombre con todas sus letras, gritarlas hacia el interior de mi ser y caminar y caminar hasta que mis pies… digan basta. Sigue Leyendo...

¡Estoy viva!

Los oigo y trato de entenderlos,
los escucho y les entiendo.

Los miro y no los conozco
pero los veo y siento que los conozco.

Hay veces que la oscuridad es luz
para mis ojos

otras, la luz es tierna y alimenta mis adentros
la vida misma me aconseja crecer día a día.

Así, los escucho y veo para saber que estoy viva.

Una mujer llamada Sueño.

Ocultando los ojos en la sombra del sombrero de ancha ala, aprovecha los semáforos en rojo para observar a las gentes que cruzan, enloquecidas, sin saber a dónde van ni para qué cruzan a destiempo. Ella no. Ella sólo espera a que el semáforo se ponga en verde mientras lleva, en su mano izquierda, un libro del siglo XXI y, en la derecha, encendido un cigarrillo Nobel. El resto del mundo ya no le preocupa. Ella sólo busca al autor del libro entre las miradas de todos los peatones de la gran ciudad.

DDT: Debemos Darnos Tiempo.

Nueve años nada más. Ella sólo dos. DDT. Debemos Darnos Tiempo. Dar un paso al frente para entrar a formar parte de las filas de Don Florencio fue un acto de heroismo infantil. Así que no me quedó más remedio que lanzarme sin paracaídas con aquello de la enseñanza libre para luego sufrir en el Ramiro de Maeztu. DDT. Nueve años nada más. Ella sólo dos. Historietas más que historias porque lo de los Reyes Católicos estaba mal explicado, pero todavía peor lo de Carlos Quinto y pésimamente mal lo de Francisco Franco Bahamonde. Así que las historietas del DDT eran los mejores antídotos para darse el suficiente tiempo de crecer y que creciese ella. Sigue Leyendo...

Setamor (Novela) Capítulo 14.

Aquella Navidad se presentó agridulce. En medio de la gran y fingida felicidad de muchos, se traslucía el triste gris de los artificial. El cielo, oscuro y plomizo, no calentaba la atmósfera y el sol parecía mirar como los tuertos.

Los comerciantes de setas, por el sentido mimético de la sociedad, se habían enriquecido y querían, a toda costa, continuar haciendo sus negocios. A tanto había llegado la popularidad de la película “Setamor” que los niños portaban, en sus manos, globos-setas cubiertos de papel plateado. Globos-setas que hacían aún más grotesco aquel carnaval navideño de setas y disloques. Sigue Leyendo...