Algún día me iré… quizá mañana…
y cuando quede en el silencio del tiempo
seguiré viviendo tu amor terreno
mirando de nuevo a las estrellas.
Algún día me iré y el viento
en cada noche dorará a la luna
sobre estos caminos que ahora andamos.
Y tú estarás dormida
y yo soñando
con tus dulces besos amorosos
sabiendo que ya el infinito
nos tiene unidos el uno al otro
princesa de mis noches blancas.
Que me den las 12
quiero ser calabaza,
olvidar tus miradas, sentirte desdichada.
Saber que nunca más volveremos a ser tristes,
puesto la miel es dulce
y yo sé cuanto te gusta cazar.
Que sin ti el añil es triste
y tus besos no callarán jamás.
Llora pequña, llora hoy, mañana te toca luchar
cuando un ciempies cubre
el horizonte, se cae cielo de
por medio,
audacia de contar con ella
de saber que en cualquier esquina
me espera cubierta de deseos
marchita la distancia
repleta de sensualidad
la identidad que forma el colibri
en sus brazos naufraga lleno
de enojo por soportar el
terrible tedio de las horas
corro vuelo cuando
son las cinco para disfrutar de
sus besos
En 1973, cuando el General Franco se encontraba agonizando, se oía continuamente en las emisoras radiofónicas de España, una canción titulada “Un millón de sueños” que cantaba Cecilia. En realidad el título verdadero de la canción era “Un millón de muertos” y era una denuncia contra los casi 40 años de Dictadura fascista de Franco. Pero la censura actuaba fuertemente todavía y transformaron el título de la canción.
Hace varios años el escritor Mario Benedetti escribió el siguiente poema:
Algunos cantan victoria
porque el pueblo paga con vidas
pero esas muertes queridas
van escribiendo la historia. Sigue Leyendo...
Portal Literario Independiente