Las sucias arterias de la ciudad
dormitan los sueños de la noche,
un murmullo de solitarias voces
recorre unas vías abandonadas.
El frío neón, cobija la borrachera
del amante triste y despojado,
la losa de la soledad, en su soliloquio,
intenta guardar lo que nunca fue.
Has pedido perdón y para nosotros no era necesario. En nuestro mundo no existen “represalias” como en el vuestro. Ni pienses que una manada de los nuestros, pisoteará a tu gente y destruirá tu reino. Así no actuamos nosotros, vosotros, sí.
Somos de la naturaleza, y no sabemos de palabras. Lo cierto, es que mi hermano estaba vivo, y hoy está muerto. Eso es todo.
Me dicen que tu gente pasa un momento malo. Y agregan que gastaste cuarenta y seis mil euros, para matar a mi hermano. Que no lo vuelvas ha hacer, ¿será un acto de arrepentimiento o una profecía autocumplida de que se te acabará la plata?- Sigue Leyendo...
Tierra aérea de vuelo ilimitado
y cuerpo adornado de lo mío.
Un suspiro de cielo fermentado
sobre la orilla del corriente río.
Distancia valiente y ardorosa
cuyo rápido y ligero fiel sonido
levanta de la tierra a la rosa
y llena de amor a ese tu nido.
Portal Literario Independiente