Escrituras olvidadas.

Querida Adelina…
Querido Alfonso…
Muy Sr. Mío…
Estos prólogos de carta en su momento tan cotidianos han pasado a formar parte de nuestra historia escrita ¡qué lástima!
Esta vida desenfrenada donde este instante ya ha caducado, ha relegado casi al olvido, aquellas epístolas que se componían con esmero, pulcritud, despacito y con buena letra.

Un beso enamorado.

Veníamos hablando por los caminos
entre los álamos blancos
y al sueño del agua en las orillas
tornábamos cantando…

Muy despacio, de vez en cuando,
un pájaro cruzaba su vuelo
aleteando
y, al final de las palabras,
quedábamos el silencio escuchando.