Caminaba altiva el lirio de la primavera

Quizás, tras los nuevos átomos venidos con la lluvia.
Se descalcen de nubes preñadas de amargura.
Caminaba altiva el lirio de la primavera.
Sus manos guirnaldas de azucenas.
Cuello de cisne, plumas de ángel.
Y el cabello una cascada negra.
Boca de fresa madura.
Con gotitas de perfume de amapolas.
Airosa paseaba su talle, su hermosura.
El vaivén de su cuerpo es música adorable.
Melocotones dulces me ofrece y jazmines.
A mis ojos melindrosos de sus curvas.
Quizás otro día vuelva si la trae la lluvia.

Libelle

Una carta para reflexionar.

Viernes, 27 de agosto de 2010: estimados amigos y amigas de lecturas, Blas Pascal decía: “¿Quieres que hablen de ti?. No hables bien de ti mismo”. No se refería el gran Pascal a que no hables de ti con sinceridad para que los demás te conozcan como personade conocer a las mujeres, cometn el gave error de hablar demasiadas cosas de sí mismos. Ellos no saben que a las mujeres que vale la pena conocer sólo les interesa conocerte poco a poco, descubriendo tus virtudes y tus defectos porque no les gusta en absoluta ser conquistads por los charlatanes ególatras que las intentan epatar. Sigue Leyendo...

Tengo

Tengo amig@s que me quieren…aunque no sé si les dije lo mucho que les quiero y les necesito en este momento.

Tengo ilusiones y proyectos que de momento(nunca)verán la luz.

Tengo el alma hibernada en el fondo oscuro de ninguna parte…allí donde el dolor no osa ni asomarse;no me preguntes cómo lo hice…aún no sé como pude conseguirlo.

Tengo partes de mí que aún se permiten el lujo de recordar(tienen vida propia)…y al hacerlo vuelven a convulsionar de placer.

En la orilla de la playa de mis días.

Paseo en la madrugada por la orilla del mar de mi vida. Las pequeñas olas que acarician la dorada arena apenas rozan mis pies, su espuma no llega hasta mí.
En esa quietud y sosiego que transmite el rumor del mar, vienen a mi mente bellos recuerdos, remembranzas de días felices.
A mis ojos en bandada se agolpa un mar de lágrimas luchando por salir, por inundarlos, ahogando mi sentir.
Como un volcán en erupción fluyen todas al unísono. Y el mar, este mar que me rodea, gana en densidad. Ahora si me llegan sus olas. Ya tiene el agua suficiente para llenarme de caricias y ello me reconforta.
Ha sido un desahogo venir a esta orilla y descargar las penas. Mis ojos están limpios, mi mente serena y el corazón….menos dolorido.
Puede que mañana vuelva a este lugar a limpiar un poco más mi conciencia. Sigue Leyendo...