Su primera toma de contacto con ella fue el día de su cumpleaños. Al principio estuvo reticente y obtuso, ¿cómo se atrevía a usurpar su espacio sagrado de cuatro ruedas sin él solicitarlo?
A medida que iban pasando los días se acostumbró a su presencia que irradiaba luminosidad, pero sobre todo, lo que más le gustaba de ella era su voz.
La voz de “Esmeralda” tenía matices sobrios e imperturbables, aunque un poco jodelones también.
Como en cualquier relación que se precie no lograron evitar las broncas, a veces varias en el mismo día, sobre todo cuando ella se empeñaba en darle clases de conducción, eso le ponía de muy mal humor, o cuando lo que ella proponía significaba dar un rodeo innecesario para llegar a su destino, entonces hacía acto de presencia el energúmeno que todos llevamos dentro mientras conducimos y le gritaba -¡cállate de una vez, tía pesada! y “Esmeralda” languidecía por un “off” brusco y cortante.
Poco duraba su silencio porque en cuanto llegaba a una encrucijada de caminos la echaba de menos y la perdonaba acariciando de nuevo el “on” y ella le contestaba con cierto retintín…
–Recalculando el recorrido-.
Archivo por días: 22 octubre, 2012
Desvaríos.
Resuenan las palabras en el fondo de la estancia.
La bruma se hace eco de los sentimientos,
abandonados unos,
deseados otros.
Sublime el momento en que
la Luz, se cuela por las rendijas
esparciendo color y calor
a una soledad agónica, atrapada,
en un corazón falto de sensaciones vitales.
El Universo no espera.
La Existencia está pronta a su Fin.
“Desvaríos en una explosión de sentires”
El pozo del Tío Hellín.
Había una vez, en un lugar solariego, un labrador conocido por todos como el Tío Hellín. Era el Tío Hellín un ser silencioso, poco hablador, tétrico y más bien hosco. Su aspecto, de hombre desarreglado y de cara fiera, daba motivos como para tenerle miedo. En su pequeña finca, llamada “La Hinojosa”, crecían los hinojos (Planta herbácea de la familia de las Umbelíferas, con tallos de doce a catorce decímetros, erguidos, ramosos y algo estriados, hojas partidas en muchas lacinias largas y filiformes, flores pequeñas y amarillas, en umbelas terminales, y fruto oblongo, con líneas salientes bien señaladas y que encierra diversas semillas menudas. Toda la planta es aromática, de gusto dulce, y se usa en medicina y como condimento), de cualquier manera por estar completamente descuidado su jardín. Crecían los hinojos en grandes cantidades y había, casi escondido entre ellos, un pozo artesanal profundo.
Poema de palabras
Abro el libro por la novena página, empiezo a leer un poema, voy por la segunda estrofa; me distraigo con el movimiento de la rama de un árbol en el parque. El libro queda abierto y sujeto por estos dedos delgados y grises en épocas de frío, dedos que quieren aprender a tocar la escritura. Dedos rajados por diminutas incisiones a carne viva en días de viento gélido, de ese invierno alias equinoccio, que cuando le toque regresar regresará en su caballo preferido color blanco nieve niebla.
Sigo distraídamente atento a la actividad de la mente, sigo leyendo en silencio a esas hojas del verano en el parque caluroso, alias equinoccio; colillas alias pitillo, algunas, sí, en el suelo; haberlas las hay.