Fue una tarde de verano. El sol nos asfixiaba la respiración. Y entonces fue cuando mi padre y yo decidimos ir a Palomeras para refrescarnos con una buena cerveza. En Molinos de Papel todo era silencio en aquella tarde de siesta castellana. Por el camino andábamos hacia el destino. Mi padre me señalaba los puntos estratégicos de los riscos. Llegamos. Por fin llegamos.
En el único bar de Palomeras, el que tenía siempre la puerta abierta para superar el bochorno de la calor, entramos como dos vencedores del silencio. Habíamos roto la distancia y, juntos los dos, mi padre y yo como siempre, recorrimos la distancia entre el zaguán y la barra de madera desconchada y desportillada. Estábamos ya en esa distancia donde las confidencias se hacen eternas. Sigue Leyendo...
El arte de leer lo invisible,
oír en el vacío,
entender en el caos.
Frecuentaba bares imaginarios donde conocía harpías imaginarias,
sus vicios eran caros,
sus manos eran bastas,
su amor inconfundible,
sus dos caras, sus dos cruces.
Venir al mundo con la única finalidad de trabajar y hacer dinero
¡Qué triste!
Venir al mundo con la única finalidad de tener hijos y esperar nietos
¡Qué triste!
Venir al mundo para no dejar rastro, ni estela, ni senda, ni camino
¡Qué triste!
Recuerdo el día en el que vi a una madre llorar rezando por su hija, esa mujer que se acercó ami pidiéndome que rezara por su hija, que mis plegarias se las dedicara a esa joven niña que estaba enferma. Yo no dirigí mis plegarias a ella, no porque no deseara su salvación, solo que no recé. No soy quien para juzgar las creencias de otra persona pero no por ello voy a cambiar yo las mías.
Cada persona necesita algo a lo que aferrarse en los malos momentos, yo por ejemplo me aferro a mis libros y mis textos, es lo que me hace desahogarme, esa mujer se aferraba a Dios, y otras personas se aferraran a diferentes cosas, lo que realmente importa no es a qué te aferres sino que esa cosa te ayude en los malos momentos y que los superes. Sigue Leyendo...
No es necesario estar viejo ni enfermo
para empezar a reflexionar
sobre el sentido de la vida.
Dichosos los que a temprana edad sienten y tienen vida
con tan solo ser testigos del amanecer, atardecer y anochecer
encuentran maravillas frente a ellos.
¿Sabes que podría hacerlo? Ese muro que tienes levantado y que sujetas desde dentro para que aguante. ¿Sabes que podría derribarlo? Que lo que siento es más fuerte que tus ganas de esconderte. Que a soplidos te voy arrancando los ladrillos.
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