Gente desesperada
Gente mantenida
Gente envidiosa
Gente carroñera
Famélicos
Desesperados por sueños
Gente muy buena
también
la hay
Ella había empezado a olvidar aquel amor de adolescente, hoy ella tenía ya 29 años, una vida conformándose y tranquila, momentos llenos de alegría y paz, aquella mirada triste que había tenido desde los 18 años, cuando él se fue, comenzaba a desaparecer, pero un día sin pensarlo, al ir caminando por una de tantas calles tropezó con un joven, y al mirar su rostro, ambos permanecieron callados, se miraron fijamente como tratándo de reconocerse, fue un momento en el cual todos los sonidos y las personas se aislaron, y solo quedaron sus ojos mirándose, hasta que solo podían escuchar cada uno el latir tan deprisa de su corazón, ninguno decía nada, solo estaban ahí parados sin decirse nada con las palabras, pero su mirada parecía decirlo todo…