El peligro de escribir sin enamorarse

Perdóname por solo haber querido estar a tu lado
Con vehemencia, con deseperación, con preocupación;
Con planes sin asidero con inseguridades sin fundamento
No podía estar lejos de tu boca porque era mi fuente.

No puedo dejar de lado tu cuerpo porque ha sido mi puente
a un mundo maravilloso de néctares amargos y salados
y yo rendido pero de pie a este lado dulce de la calle
No podré olvidar ese café, ese helado, esa noche, ese beso.

FUEGO, FUEGO

Mis padres llegaron a casa y otra vez incineré la casa con ellos adentro, conmigo adentro, con el mundo entero adentro, una procesión de humanos haciendo cola para entrar a la casa que se incineraba con ganas.
Los vecinos siempre atentos fueron los primeros en llegar.
Con el esplendor de la hoguera llegaron los amigos, saludaron y de a uno fueron pasando a las llamas de la purificación.
El niño bandido del barrio aprovechando la confusión reinante pidió permiso argumentando que buscaría algo intacto que rescatar.
Los animalitos, criaturas del barrio, siguiendo a sus amos con admirable fidelidad penetraron decididos el fuego que todo lo devoraba. Sigue Leyendo...

Días en la ciudad

Entre tu espalda y mi cara
una fina capa de sudor.
Entre mis dedos y tu pelo,
ternura de la cara.

En la ciudad todos aferrados a un futuro,
en mi cama tu olor acariciando disimuladamente.

Y después de todo, en mis días,
caras de malos aires, de blanco roto.

De piña y coco.