Intento amarte desde lejos y el amor es un territorio seco y profanado.
Es el más inmenso de los ríos amarillos, rojos y marrones.
Cuando te encuentro bajo sus aguas nunca puedo llegar a la orilla.
Viene la tormenta, y se queda. Oscureciendo la nada. Tiñendo con su hilo líquido los peces y las canciones.
Tiñendo con hilo y aguja los versos y las razones.
Intento amarte y despacito me quedo entre tus manos, rememorando-te con los ojos abiertos y cerrados. Y no puedo salir.
Me empuja la tormenta que revuelve el anclaje de mi conciencia que desvanece. Atrapada en el desván y escaparate.
Atrapados como peces de ciudad.