Erase una vez un Reino que no tenía color porque en él no había alegría y no cantaban los pájaros. Estos sólo piaban en las ramas de los árboles grises. Siempre quietos, nunca volaban bajo las nubes grises. Las casas eran grises, las flores y las gentes eran grises y las mariposas no existían. El Sol no podía penetrar debido a que todo el cielo estaba cubierto con feas nubes de color gris parduzco. El Reino se llamaba Gris.
En un pueblo fronterizo, perteneciente al Reino llamado Color, una niña supo de la eterna tristeza en la que vivían los habitantes de Gris. Todos los días iba a la catedral a pedir a Dios que tuviese misericordia e hiciese volver todos los colores al Reino Gris… porque pensaba que esa sería la única forma de que allí volviese a reinar la alegría. Aquella niña se llamaba Carolina y era hija de María (hermosa princesa india de la región de los Andes) y José (noble español que había unido su amor y su destino con el de la hermosa princesa andina). Sigue Leyendo...
Sigo esperando y sigo sufriendo,
Volví a pensar que ahí estaría
Pero no fue así…
Porque será que cuesta tanto hacer entender al corazón lo que la mente sobreentiende…
He tenido tantos logros y tantos fracasos y he necesitado tanto su abrazo y protección… Pero no está..
Cuánto debe durar el silencio si los gritos de necesidad salen del alma… se mutilan instantes de gloria por silencios malignos que nos llevan al dolor pero nunca al olvido. A pesar de su silencio, siento su presencia, se me sigue olvidando que no está y espero… Como me gustaría compartir estas vivencias a su lado… Hay esencias que se impregnan en el alma y perduran para siempre, por éso ante la ausencia y entrae silencio indestructible, vivirás.. Sigue Leyendo...
Se vive a una velocidad exorbitante y con un frenesí casi letal. Las horas galopan en la vida del hombre “moderno”: ocupaciones, preocupaciones, stress, ansiedad, comer fuera, chequear horario de trabajo, colas, el teléfono y mas. Súmele: las deudas, el crédito ansiado, el piso, el colegio de los hijos, el desempleo, las noticias, enfermedades, todo componen un juego socialmente orquestado por la economía del tener y el consumo. Lo cierto, es que el hombre es cada vez menos humano consigo mismo, Imaginemos con sus semejantes. Pero en el fondo, cuando está completamente solo, en su cama, algo no ha perdido: sus ilusiones, sus sueños, que algún día todo cambiara. Entonces, soñamos, viviendo en un futuro mejor, cómodos, estables. Sigue Leyendo...
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