William Shakespeare escribió: “Nadie admira la celeridad, como no sea el negligente”. ¿Fue una premonición del dramaturgo inglés? Ya he escrito mucho sobre el pasado siglo XX, pero no importa volver a tocar el tema para dejar bien sentado que la “carrera de caballos” siempre termina en “parada de burros”. Eso es algo que aprendí de mi suegra Lucy. Efectivamente, vivir la vida de manera desenfrenada termina siempre en un final trágico y hasta patético. Como dice Raúl del Pozo, refiriéndose a Fernando Arrabal, “quien come como dadá, muere”. Algunos llaman a la vida “tren de mercancías”, pero lo cargan tanto de mercancías que terminan por descarrilar en cuanto llegan las curvas peligrosas. ¿Sabéis a lo que me refiero? Fue algo muy “normal” en el pasado siglo XX.
Archivo por días: 10 noviembre, 2013
HOY..
Soy libre de volar a donde quiera, pero sigo presa en ti.
Creo que en el silencio de mi habitación me escucha y cuando reacciono sólo está mi almohada.
Cierro los ojos y veo su alocada sonrisa…
Me nutre su recuerdo y el ritmo de las canciones que compartimos hace brillar mis ojos mientras viajo por las vivencias compartidas ..
A su lado el insomnio era alegría, siempre había un motivo para sonreír…
Aprendí a besar de muchas formas, en cada rincón de su cuerpo, cada lunar marcaba un nuevo destino turístico en su hermosa humanidad, fui experta exploradora de su sentido amor…