Habitamos la penumbra de una palabra callada.
Arena fría y quemada en forma de pedestal,
cristal que aloja la lágrima de un no suspiro.
Miro y a la vez…no miro, pues la densidad del mirar
aleja el viento, el pensar, el sentimiento.
Habitamos un jardín, donde la roca ubicada en su lugar,
alejada del jazmín y la rosa,
se transforma en mariposa en flor o calor de una tarde.
Arde la penumbra, una vez más,
y se dilata la esperanza del ciprés, presente en la muerte
de cuerpos desgastados.
Habitamos, animados por la voz de un silencio compartido,
el desprevenido acto que torna la brisa en huracán: ira,
que mira sobre la sobriedad inventada de quienes no temen
ser simplemente lo que son.
Canción triste en un jardín, donde rocas son mariposas,
y rosas esculturas de venus maniatadas. Sigue Leyendo...
Años de 1967, 1968 ó 1969 antes de Jesucristo. Una especie de fiebre contagiosa asola a toda España (por lo menos a Madrid capital). Se trata de que el juego del yo-yo (en época ye-ye) hace tal furor en la sociedad que en el Centro Compensador del BHA (Oficina Principal de la Plaza de Canalejas, número 1) muchos de los empleados, y muchas de las empleadas, para matar los tiempos del ocio, compiten desaforadamente con el jueguecito del yo-yo, que se ha expandido por toda la Península Ibérica gracias a la campaña publicitaria de los refrescos Fanta (made in Cocacola CASBEGA). ¡Esto parece una locura y lo es! Sigue Leyendo...
A estas horas de la madrugada,
El sabor de las noches cálidas,..
Me trae a la memoria,mis primeras noches,
En aquella ciudad Escorpio,Barcelona,
Cuando transnochaba y olia el mar,
Aún en la distancia,
El amor hizo acto acto de presencia,
Y me ardía el Alma,
Cuando la ciudad,estaba en calma
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