ATRAVESAR EL JARDÍN

Habitamos la penumbra de una palabra callada.
Arena fría y quemada en forma de pedestal,
cristal que aloja la lágrima de un no suspiro.
Miro y a la vez…no miro, pues la densidad del mirar
aleja el viento, el pensar, el sentimiento.

Habitamos un jardín, donde la roca ubicada en su lugar,
alejada del jazmín y la rosa,
se transforma en mariposa en flor o calor de una tarde.
Arde la penumbra, una vez más,
y se dilata la esperanza del ciprés, presente en la muerte
de cuerpos desgastados.

Habitamos, animados por la voz de un silencio compartido,
el desprevenido acto que torna la brisa en huracán: ira,
que mira sobre la sobriedad inventada de quienes no temen
ser simplemente lo que son.
Canción triste en un jardín, donde rocas son mariposas,
y rosas esculturas de venus maniatadas.

5 comentarios sobre “ATRAVESAR EL JARDÍN”

  1. ¡Muy bueno, Greko! Como tú muy bien dices al final de tan excelente poema: “canción triste en un jardín, donde rocas son mariposas, y rosas esculturas de venus maniatadas”. Seguiré comentando si Dios lo quiere.

  2. “Habitamos, animados por la voz de un silencio compartido”. ¿Y cuándo nos convertimos en grito de reivindicaciones? ¿Qué sucede entonces, amigo y compañero Greko? Sucede que todos nuestros fragmentos se convierten en una sola unidad. Para pensarlo.

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