Muramos los dos bajo la voz de ésta poesía, que si amanezco sin tí, será como vivir sin futuro, y las esperanzas llorarán lejos de tu corazón.
Quiero vestir de luces tu sombra, perseguir las huellas de tus pies, pronunciar tu nombre bajo la luna llena.
Porque no hay duda, amor, que haces ésta vida más bonita, más bonita que ninguna, haces que mi alma cure sus heridas y el firmamento revele dos destinos encontrados.
Despiértame cuando el día y la noche se confundadn y la vida tenga otro color. Traéme con tu voz el dulce cantar del sol, de mil ángeles jugando con el viento, y desvanécete junto a mí sobre lirios del Edén, deja amor que duerma así sobre tu pecho. Sigue Leyendo...
Dentro del tren la vida se me cierra en este espacio de nostalgia que prende sus luces en el iris de mis ojos. Miro al campo a través de la ventana y veo que mis lágrimas son algo así como el eterno designio de la necesidad. ¿Qué es la necesidad de un joven que abraza la nostalgia como penúltima ocasión en esta forma de pasar por el mundo buscando el sueño para poder seguir la ruta de los necesitados? ¿Qué necesito yo para seguir alimentando a mi corazón de esperanzas cuando el mundo se me quiebra entre las manos?
Sujeto mi alma con la férrea voluntad de conseguir alcanzar un objetivo, pero todavía no sé qué objetivo me espera cuando baje del tren y me encuentre con ese espacio abierto donde poder acariciar este rostro abundado por las lágrimas viajeras. Me pregunto a donde irán las lágrimas de quienes lloran por culpa del desamor. ¿Y qué es el desamor? ¿Qué es esta sensación de abandono en el cual se anegan las esperanzas de quienes sufren el acoso de la soledad? Sigue Leyendo...
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