A través de la ventana.

Dentro del tren la vida se me cierra en este espacio de nostalgia que prende sus luces en el iris de mis ojos. Miro al campo a través de la ventana y veo que mis lágrimas son algo así como el eterno designio de la necesidad. ¿Qué es la necesidad de un joven que abraza la nostalgia como penúltima ocasión en esta forma de pasar por el mundo buscando el sueño para poder seguir la ruta de los necesitados? ¿Qué necesito yo para seguir alimentando a mi corazón de esperanzas cuando el mundo se me quiebra entre las manos?

Sujeto mi alma con la férrea voluntad de conseguir alcanzar un objetivo, pero todavía no sé qué objetivo me espera cuando baje del tren y me encuentre con ese espacio abierto donde poder acariciar este rostro abundado por las lágrimas viajeras. Me pregunto a donde irán las lágrimas de quienes lloran por culpa del desamor. ¿Y qué es el desamor? ¿Qué es esta sensación de abandono en el cual se anegan las esperanzas de quienes sufren el acoso de la soledad?

¡Privilegiados aquellos que nadan en las recompensas llenas de caricias! Recuerdo algo sucedido en algún otro mundo más allá. ¿Por qué llora un líder? ¿Por quiénes llora un líder? ¿Cuántas lágrimas tiene que derramar un líder para redimir las culpas ajenas? En mi equipaje sólo llevo infinitos y por los caminos del tren he llegado hasta la última frontera mientras observo el espacio mirando al cielo. Cuestión de corazones pequeñitos que lloran para decir que existen.

Con mis años de bohemio observo la lluvia de mis lágrimas circulando como palomas con un solo mensaje: mirando al cielo se ve más clara la luz. Y envío el mensaje a los cuatro puntos cardinales y hacia el escondido lugar de los recuerdos. Otra historia. Solamente es otra historia llena de rosales nada más. Y es que la otra historia de un ser humano consiste en vivirla para poder comprenderla. Eso es quizás el porqué de que los demás no sepan para qué llora un líder. No cambies nunca. Es la voz de Alicia en El País de los Desencantos. Posiblemente por eso no cambiar nunca consiste en seguir mirando al cielo llorando dentro del tren. ¿Y El País de los Desencantos? ¿Qué hacer en El País de los Desencantos? ¿Para qué sirve vivir en El País de los Desencantos? A lo mejor es que la Reina de los Corazones me está amando demasiado. En el pupitre de mis escrituras he dejado un nota: no copies mis pensamientos porque no quiero hacerte daño. Debes saber que soy solamente de los desconsolados dentro de este tren que nunca se detiene.

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