Me dolía el sonido del tiempo al pasar, que no me dijeras las palabras que esperaba que me dijeras, que no me dieras una grata sorpresa, que nadie más pensara en ti como yo lo hacía y que tú no pensaras en mí de la misma manera. Me dolías tú y la lejanía. Me dolía tu cobardía, o tu valentía de enfrentarte a esto más hábilmente que yo. Me dolía no tenerte, perderte, escribirte en lugar de abrazarte. Me dolía todo lo que dejaste entrever y lo que dijiste dejándolo ver del todo. Me dolía que quisieras dármelo todo para luego arrebatármelo en un suspiro que no era por mí.
Archivo por días: 29 julio, 2014
Las dos caras de Craso.
Está oscura la tarde de su alma. Está oscura y penetra, por las rendijas de la soledad de su piel, el eco de una estrofa que inundó su sensación al levantarse esta mañana. Y es que Otelo anoche soñó que a Dios veía y que él a Dios escuchaba. Después… despertó… (“Otelo… si hoy descubres que cantan todos los juglares de la frívola farsa… no sufras… no llores… no agonices… toma tu costumbre gris y sal de la cárcel de papel donde alguien quiere retenerte como prisionero”).
– Es usted genial, señor Baroja, y si consigue plasmar en imágenes las mismas ideas que ha escrito en el papel… ¡estaremos produciendo la comedia que romperá todos los moldes!