Caminando lentamente y observando bien a las bombillas descubrió que no eran bombillas sino simplemente en su forma exterior ya que, en su interior, lucían unas antorchas que eran las que alumbraban el pasillo. Y también observó que debajo de cada bombilla (seis a cada lado del pasillo) estaba grabada una calavera hecha con trozos de huesos humanos. !12 antorchas y 12 calaveras!. Rápidamente le vino a la memoria el sueño de la noche anterior…. !y aquel era el día 12 del mes 12!.
– Dios mío… ¿habré llegado demasiado tarde?…No. Estoy seguro de que en el reloj que vi en el sueño eran las 12 del mediodía. Tengo tiempo suficiente para encontrar a Bianca o al menos eso creo. Es hora de poner en funcionamiento todos mis sentidos.
Se dirigió hacia el fondo del pasillo, que estaba hundido en una total y profunda penumbra. Entró en la penumbra y encendió la linterna. Una puerta de metal grisáceo tenía una placa de oro. En ella se leía la siguiente frase: Salón Tesauro. Y debajo ésta otra: Sala de Meditación.
Tanteó la puerta suavemente. Descubrió que no tenía ninguna cerradura y que se podía entrar simplemente empujando leventemente la puerta. Abríó sólo un poco y por la rendija observó que, muy cerca de él, dándole la espalda, se encontraba un joven larguirucho, tan flaco que parecía exactamente un anoréxico completo. Pero aquel anoréxico larguirucho tenía un fusil ametrallador en sus manos… así que no se lo pensó dos veces. Empujó violentamente la puerta de la Sala y, antes de que el larguirucho pudiese reaccionar, se abalanzó sobre él rodeando su cuello con su brazo izquierdo y apoyando la pistola en la parte correspondiente al hígado. El larguirucho, al igual que el repugnante enano anterior, tenían trajes compuestos de sedas chinas y pantalones cortos tipo bermudas. Y es que la temperatura, dentro de aquel viejo caserón, era excesivamente caliente…
– !Silencio!. !No digas una palabras más alta que otra o eres hombre muerto!. !Suelta ese fusil!.
El aturdido larguirucho, sin haber tenido opción alguna para defenderse, arrojó el fusil al suelo. Paúl le dio una patada al fusil y lo alejó diez metros más allá.
– !Dime inmediatamente qué es todo esto! -le preguntó al larguirucho apretando el cuello con su brazo.
– Por favor… no me mates…. quiero vivir… me estás ahogando…
– !Díme entonces quién eres! !Y no te lo repito dos veces!.
– Espera… espera… no aprietes… me llaman “The Zero”.
– Bien. Te llaman “The Zero”. Pero cómo te llamas en realidad.
– Judas. Solamente Judas.
– Así que podemos decir que tú eres Judas El Cero, ¿no es cierto?.
– Si
El brazo izquierdo de Paúl volvió a apretar un poco más la garganta del larguirucho.
– Me ahogo… me ahogo…
– Eso quiere decir que no eres humano sino humanoide… ¿me equivoco?.
El larguirucho no quería hablar más, pero el brazo izquierdo de Paúl le hizo pensárselo dos veces.
– Si. Es cierto. Soy un humanoide… pero deseo vivir…
– En caso de que quieras vivir tienes que decirme qué es todo esto.
– Un salón cultural… todo esto es un salón cultural…
– !No seas necio!. !Acabo de venir de la biblioteca!.
– Por favor… no me mates…
El brazo de Paúl siguió apretando el cuello de Judas El Cero.
– ¿Qué es, en verdad, todo esto?.
– No me ahogues… por favor… te diré todo lo que sé…
Paúl aflojó sólo un poco pero siguió apretando fuertemente el cuello de Judas.
– Vamos. !Canta ya!.
– Aquí se celebran toda clase de actos culturales.
– !Te advierto que no estoy de humor para escuhar chistes!. Sé que aquí se celebra, cada final de mes, un acto cultural… pero el resto de los días ¿qué sucede aquí?.
– No puedo… no puedo contar nada más… si me descubren hablando cosas que no debo decir partirán mi cuerpo en pedazos y se los echarán de comer a los perros.
Paúl recordó la noche del callejón…
– ¿Algún nubio fue compañero tuyo?.
– Sí. Era el Secretario del Salón.
– ¿Por qué lo partieron en trozos y echaron sus trozos a los perros?.
– Porque no quiso seguir…
– Seguir ¿qué?.
– No puedo… de verdad que no puedo…
Paúl apretó un poco más.
– De verdad que no puedo… me partirían en pedazos… y yo quiero vivir…
– Si no quieres morir díme qué pasa aquí a diario.
– Espera… espera… es cierto… a diario pasan cosas aquí…
– ¿Qué cosas?.
El larguirucho intentó guardar silencio pero el cerco del brazo de Paúl, que lo estaba definitivamente ahogando, le hizo ya hablar como una cotorra.
– A través de la Biblioteca Memphis, los Grandes Señores de la Vida captan a jovencitas mediante esos actos culturales que se celebran una vez al mes.
– ¿Quiénes son los Grandes Señores de la Vida y para qué captan a las jovencitas?.
– Espera… Espera… No sigas apretando que me asfixias. Te contaré todo lo que sé.
– Primero díme quién eres tú en todo este tinglado.
– Yo soy el Mayordomo Judas El Cero. Llevo conmigo todas las llaves de las puertas de este edificio.
– Bien. Ahora sigue contando…
– Cada día 12 de cada mes 12, o sea, cada 12 de diciembre de cada año, los Grandes Señores de la Vida eligen a 12 de esas jovencitas atrapadas. Seleccionan a las que consideran más guapas y mas sexys. Y con ella realizan el Gran Oficio de la Vida Eterna.
– ¿El Gran Oficio de la Vida Eterna?. ¿Qué es eso y qué tiene que ver con los libros que he visto en la biblioteca de este Salón?.
– El Gran Oficio de la Vida Eterna es una Gran Misa Negra durante las cuales los 12 Grandes Señores violan a las 12 jovencitas seleccionadas, que tienen que ser además vírgenes, y después las asesinan para beberse toda su sangre. Los cuerpos los entierran en un subterráneo muy hondo que hay en este Salón pero del cual yo no sé su existencia… porque creen que violándolas y bebiéndose su sangre tendrán vida eterna… y los cuerpos muertos les sirven para hablar con sus espíritus errantes.
– ¿Sólo son 12?.
– Sí. Sólo son 12.
– ¿Nada más que 12?.
Ante la presión cada vez más fuerte del brazo de Paúl, El Cero continuó hablando.
– Miento. Son 12 ancianos bicentenarios y una bruja… La Gran Bruja del Círculo.
– ¿Qué es ese Círculo y dónde están la Gran Bruja y los 12 ancianos bicentenarios?.
– Por favor… no sigas apretando… no puedo contarte más o me partirán en pedazos par echárselos de comida a los perros…
– Entonces habla…
– Los 12 ancianos bicenternarios duermen profundamente detrás de esa puerta que está ahí enfrente y la Gran Buja del Círculo duerme con todos ellos. Se llama Círculo a la cama. Es una amplia cama donde duermen todos juntos: los 12 ancianos y la Gran Bruja del Círculo totalmente mezclados.
Paúl volvió de nuevo a apretar el cuello del humanoide.
– !Por favor!… !no aprietes!… !me estás asfixiando!.
– Entonces díme quien es la Gran Bruja del Círculo.
– Esta bien… se la conoce en la vida real como La Dama Negra y, para no levantar sospechas, trabaja como recepcionista en la Biblioteca Memphis.
– ¿La humanoide recepcionista de la Biblioteca Memphis?.
– Sí. Ella es quien selecciona a las jovencitas que quedan atrapadas en este Salón Tesauro.
– Está bien… dime ahora quién es Manésh y qué función realiza en todo este tinglado.
– !No!. !Manésh es el Grande!. !El Más Grande!.
– ¿Está enterado de todo este asunto?.
– No. Manésh es el Gran Señor del Bien. La Gran Señora del Mal es la Dama Negra… pero Manésh es el Gran Caballero del Bien. !Manésh es bueno!. !!!Todos amamos a Manésh!!!. !!Al Eterno Manésh el Bueno!!.
– ¿El Eterno Manésh el Bueno?. Eso me suena a muy raro…
Apretó de nuevo el cuello de Judas.
– !No!… !Por favor!… !no me mates!… pero no me pidas que te cuente más… La Dama Negra me descuartizará en pedazos por haber contado tanto..
– Y aún no has terminado.
– No… Te doy mi palabra de que si no me ahogas te seguiré contando todo lo que sé.
– Si eres el Mayordomo del Tesauro seguro que sabes mucho sobre Manésh.
Paúl todavía no podia saber si Manésh estaba a favor del Bien o Manésh estaba a favor del Mal…
– Háblame más de Manésh.
– Manésh es la Gran Verdad.
– ¿La Gran Verdad?.
– Si. La Gran Verdad del Universo.
– ¿Cúal es esa Verdad?.
– Manésh es la Verdad y la Verdad es Manésh.
– Dónde está Manésh ahora.
– Manésh está ahora en su Despacho de Director General.
– ¿Dónde está ese despacho?.
– En el piso de arriba.
– ¿Y qué sabes de Bianca?, ¿dónde está Bianca?.
– ¿Bianca?…
– Sí. Bianca.
Y apretó de nuevo con fuerza el cuello de Judas.
– Espera… Espera… no me mates…no quiero morir… te juro que nunca he oído ese nombre… te juro que no conozco a ninguna joven con ese nombre, ni la he visto nunca ni he oído jamás ese nombre…
Paúl se dio cuenta de que “The Zero” estaba diciendo, en todos los momentos del interrogatorio, todas las verdades que conocía. Dedujo que era cierto que no sabía nada de Bianca. Entonces empezó a pensar en las 12 jovencitas apresadas y que era el día 12 del mes 12.
– ¿Dónde están las chicas?.
– En el sótano. Encerradas en 12 celdas. Yo tengo las llaves. Están numeradas del 1 al 12.
Como no sabía si Manésh era un Agente del Bien introducido allí para combatir al Mal de los 12 viejos bicentenarios y la Dama Negra, Paúl volvió a dar un paso más en su pensamiento y volvió a apretar el cuello del larguirucho humanoide.
– ¿Es verdad que os fabrican en Filipinas?.
– No del todo.
– Aclárame eso.
– Nos fabrican, pieza por pieza, en una factoría situada en el Nepal. En un monasterio de budistas situado en las faldas del Monte Makálu. Es un templo budista que está situado a 8.000 metros de altura. Muy cerca del Everest.
– No hace falta que me des más datos. Me los conozco de memoria. Lo que quiero saber es, ahora, dónde os ensamblan y quién os ensambla.
Apretó nuevamente con más fuerza.
– !No!. !Por favor!. !No me mates!… !Te lo contaré!.
– Desembucha.
– Cuando los monjes budistas de ese monaterio terminan de fabricar nuestras piezas de pìel y órganos sintéticos las envían camufladas en trenes que atraviesan todo el páís de China.
– Hasta dónde…
– Hasta el puerto de Shintou, en China, en el Estrecho de Taiwan.
– ¿Y desde allí las envían directamente a Filipinas?.
– Sí. En barcos que van rumbo a Filipinas.
– Díme en qué localidad os ensamblan todas las piezas.
El larguirucho volvió a guardar silencio.
– !No!. !Me descuartizarán y echarán mis pedazos a los perros!.
Ante la nueva presión del brazo de Paúl y, casi ya desfallecido, el larguirucho y anoréxico humanoide no tuvo más remedio que terminar de hablar.
– Nos ensamblan en Aparri… en un lugar situado en el punto exacto donde se unen la Cordillera Central y la Sierra Madre… en la isla de Luzón… justo en el Estrecho de Baboyan… en un hangar de aviones…
– ¿Cómo se llama ese hangar?.
– No puedo… por favor… no me mates… me cortarán en pedazos…
– Es mucho mejor para ti que me lo cuentes todo.
– Está bien…está bien… el hangar se llama “La Nueva Era”. Allí nos ensamblan. En una iglesia de los moones.
– ¿La Nueva Era se refiere a la secta religiosa que existe con ese nombre?.
– Exacto… eso es…
– Entonces… la secta de los Moones está aliada con la secta de la Nueva Era… ¿no es cierto?.
– Sí. Es cierto.
– Una última pregunta.
– No puedo… no debo… no voy a hablar más… quiero vivir…
Volvió a apretar el cuello del ya desfallecido humanoide.
— Esta… bien… nos… camuflan… en… contenedores… de… falsas… planchas… termo… dinámicas…
– ¿Planchas?. ¿Planchas de qué?.
– De… planchar… ropa…
Paúl sintió compasión de aquel pobre pelele… un humanoide que sería despedazado en trozos que echarían a comer a los perros y, por ello, para salvarle de aquella horrible muerte, apretó con todas sus fuerzas y el humanoide, dando un suspiro final, dejó de existir y quedó tendido a los pies de Paúl.
– Lo siento. La verdad que lo siento. Pero un humanoide con un fusil ametrallador último modelo sería, de estar vivo, un gran peligro para la sociedad humana. Por eso es necesario destruir toda esta parafernalia antihumana.
Se agachó sobre el cuerpo del fallecido humanoide, el larguirucho y anoréxico “Judas The Zero”, Mayordomo del Salón Tesauro, y sacó el gran manojo de llaves que llevaba colgando del cinturón. Comenzó a auscultar las llaves mientras tambíén tenía tiempo para ver ya aquella Sala de la Meditación. Las paredes estaban llenas de máscaras demoníacas, látigos de sadomasoquistas y fotografías y pequeñas estatuillas del Diablo. En el rincón de la derecha donde estaba él situado había un pequeño museo de instrumentos de martirio contra los humanos… como los que usaba, en la Antigüedad, la Santa Inquisición Católica…
Paúl se dirigió hacia la puerta central, que daba directamente al vestíbulo de entrada, rebasó el vestíbulo y abrió el pesado cerrojo de la puerta. Se asomó al exterior. Eran las tres menos cinco de la madrugada. Divisó a Arthur esperándole ansiosamente y lanzó un silbido…