Todos los amaneceres me traen tu sonrisa, esa sonrisa que siempre ha lucido en tu rostro a cualquier hora del día o de la noche. Tu sonrisa, como miel destilada por un enjambre de abejas felices libando las bellas flores de una primavera eterna. Tu sonrisa, compendio de la sonrisa de todas y cada una de las personas que he conocido, la miel extraída de las diferentes plantas y flores libadas por esas abejas felices.
Y todos los amaneceres me traen tus silencios, nunca a destiempo, siempre motivados por algo que ha retenido el interés de tu inquieta mente, con una insaciable sed de saber y un imparable afán de experimentar. Así, experimentando, me has involucrado en tu atmósfera y has influido en mi visión de las cosas. Tu sabiduría innata ha proveído de todas las respuestas.
Por la noche, has abierto mis ojos internos a los misterios de la vida y de la muerte, me has proporcionado temas en los que pensar y me he adormecido con la dulzura de tu sonrisa. La cadencia de tus palabras permanece, su contenido permanece también y nadie adivina nunca de qué fuerza me han dotado. Tus palabras, nunca a destiempo.
Cómo nos afecta la compañía de otras personas en la vida, de qué maneras nos influye sin que ellos se den por enterados… replanteamos muchas de nuestras ideas y queremos ser mejores inspirados en personas que no tienen idea del cambio que hicieron en nosotros. Que bueno que tienes a alguien así tan cerca tuyo Carlota. Un saludo a la distancia!!!
Carlota, tienes unos amaneceres luminosos en cuanto a sentimientos.
Encantador texto.
Un beso amiga.
Muy bonito y lleno de paz y sabiduria, tu si que sabes sacarle el jugo a la vida, mis mejores deseos amiga Carmen, un besazo