Todos los amaneceres del mundo

Todos los amaneceres me traen tu sonrisa, esa sonrisa que siempre ha lucido en tu rostro a cualquier hora del día o de la noche. Tu sonrisa, como miel destilada por un enjambre de abejas felices libando las bellas flores de una primavera eterna. Tu sonrisa, compendio de la sonrisa de todas y cada una de las personas que he conocido, la miel extraída de las diferentes plantas y flores libadas por esas abejas felices.

Y todos los amaneceres me traen tus silencios, nunca a destiempo, siempre motivados por algo que ha retenido el interés de tu inquieta mente, con una insaciable sed de saber y un imparable afán de experimentar. Así, experimentando, me has involucrado en tu atmósfera y has influido en mi visión de las cosas. Tu sabiduría innata ha proveído de todas las respuestas.

Por la noche, has abierto mis ojos internos a los misterios de la vida y de la muerte, me has proporcionado temas en los que pensar y me he adormecido con la dulzura de tu sonrisa. La cadencia de tus palabras permanece, su contenido permanece también y nadie adivina nunca de qué fuerza me han dotado. Tus palabras, nunca a destiempo.

3 comentarios sobre “Todos los amaneceres del mundo”

  1. Cómo nos afecta la compañía de otras personas en la vida, de qué maneras nos influye sin que ellos se den por enterados… replanteamos muchas de nuestras ideas y queremos ser mejores inspirados en personas que no tienen idea del cambio que hicieron en nosotros. Que bueno que tienes a alguien así tan cerca tuyo Carlota. Un saludo a la distancia!!!

Deja una respuesta