FELICIDADES, DIESEL.

Nunca la vida se mostró tan sencilla,
tan primorosa, como inacabada.
La almohada de azules recuerda el descanso:
¡Duerme la vida de un modo mágico!
Y allá, tu mirada aprendida de la nubes,
de los altos, del mismo sufrimiento,
culmina el momento de mirar su rostro.
¿Qué ves?
Todo el mundo al revés.
Quizá, esos dedos plegados a un tiempo
alcancen los rostros en cálido afecto.

Su corazón, desbordado el flores,
seguirá los colores del sentir.
Se aprende a vivir
con cada momento.
Se aprende a vivir con cada nacimiento,
misterio de eternidades.

(Con todo mi deseo de felicidad para ti Diesel, y para cuantos te rodean.
Mi corazón siente ese gozo humano de saber que el amor volverá a encender
la llama de la esperanza. Francisco.)

2 comentarios sobre “FELICIDADES, DIESEL.”

  1. Yo también lo creo así, amigo Greko, yo también creo que el amor volverá a encender las esperanzas de todos los que creemos limpiamente en él. El final de tu poema es excelente y de una factura intachable: “Se aprende a vivir con cada nacimiento, misterio de eternidades”. Como bien señalas al comienzo “Nunca la vida se mostró tan sencilla, tan primorosa, como inacabada”. Has enlazado magistralmente el inicio de tu poema con el final. Ahroa bien, nunca existe un final para quienes hacemos de la Poesía un medio para existir. Un abrazo sincero y amistoso, Greko.

  2. Qué bonito es ese trozo que dice: “La almohada de azules recuerda el descanso: ¡duerme la vida de un modo mágico! Y allá, tu mirada aprendida de las nubes, de los altos, del mismo sufrimiento culmina el momento de mirar su rostro”. Me encanta este trozo de tu poema. ¿Qué vemos en el rostro de un ser al que amamos? ¿Qué nos hace recordar el rostro de un ser al que amamos? Es una buena propuesta para debatir y poder filosofar un buen rato.

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Felicidades Diesel

Esperando que comprendas que no estaré ante un ordenador ese día de tu cumpleaños, pero ¿y si pudiéramos celebrarlo hoy, ahora? La vida nos coloca en un tablero de ajedrez. Podemos ser cualquier pieza, porque creo que recorremos todo el tablero siendo arquetipos diferentes. Recordamos el día en que nacimos, quizá porque no nos dimos cuenta, o porque la vida insiste en recordarnos que ese punto de inicio es el hilo de Ariadna, el que nos permite seguir recorriendo el terrible laberinto de las emociones. Como sé que las palabras te gustan, te regalo palabras, o mejor las palabras se convierten en luces de colores sobre un inmenso tablero de poemas. Los tiempos nos van arrebatando parte de las ilusiones, pero también nos permiten caminar con menos peso. La gran idea de estar perdidos en e mismo lugar donde nos hallamos sea el gran juego confuciano para existir siendo. desde este mundo virtual, donde las palabras siguen el órden de los dedos, mi más efusiva felicitación. Saludos.

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