Poco después de cruzar la tercera calle de la Avenida Principal miró su reloj… eran las 12 de la noche. Aceleró el ritmo de sus pasos, se encontraba intranquilo. La niebla se hacía cada vez más densa, tanto que no podía ver a más de un palmo de distancia, pero siguió corriendo.
De repente se hizo el silencio, Paul se paró en seco, notaba como alguien le seguía los pasos, nervioso, se ocultó entre unos cubos de basura cercanos a una travesía que cortaba la Avenida, el olor era insoportable…