El prado está lleno de mariposas blancas revoloteándo.
Dicen
Que si te cruzas con una de ellas
te traerá un nuevo amor.
Yo
despacito y sin hacer ruido
me mezclo en su juego
seguro
seguro,
que una de ellas
se ha tenido que cruzar conmigo.
Una margarita primorosa
me incita a desojarla
si…
no…
si…
no…
Mi paraguas castigado
duerme en un rincón.
Quiero chirriarme
que penetre el agua en mi estómago,
que limpie mis maripositas
para que de nuevo echen a volar.
El campo se viste de lindos colores.
El mar afianza su azul.
La tierra se vuelve esponjosa.
Y yo,
yo ya tengo ganas de que se descongele mi alma.
Un beso. Alaia
Cuando disfrutamos jugando con las margaritas, cuando nos dejamos sentir, no hay alma que siga gélida…un abrazo fuerte Alaia